Día 9 [03:30] [¿Alguien se atreve? - Aeropuerto y cercanías] Isaac - poqe (cerrado)

Aun cuando como en las peores pesadillas los rugidos del Dragón atravesaron la calle en un afán demoníaco, el estallido de la granada resonaría en varias manzanas alrededor alertando a la comunidad, ya no quedaba tiempo para los cazadores ahora diezmados y con los vampiros a sus espaldas... pronto aparecería además, la policía. Era hora de retirarse? Roland observo a los hombres con una furia roja en sus ojos llena aun de las llamas y en preparación para atacarlos directamente en el automóvil.

La explosión fue monumental, la granada devoró la camioneta, que voló unos cuantos centímetros, algo sorprendente para tamaño artefacto... sin embargo las llamas terminarían de hacer su trabajo, era inevitable que era caso perdido, el caitiff, encontró la muerte definitiva bajo el azotador fuego de un cazador de la inquisición.

Ahora, los cazadores todos al interior del auto aceleraban raudos a emprender la fuga, solo unos instantes los separaban de las bestias que se toparon, si este era el primer encuentro, no tenían idea de lo que podría pasar en esta ciudad, claramente este era un nido de demonios y los refuerzos no podían esperar.

Ahora con un miembro severamente herido no era una idea continuar, eso definitivamente no estaría en los planes del grupo, su única intención era escapar de esos diablos andantes, la muerte no era una buena idea para esta noche.

Ya al interior del coche y con la relativa seguridad que les brindaba el fuego alrededor, los cazadores aceleraron a fondo, no sin antes hacer su ultima jugada...

A fuerza entregada por Dios nuestro señor hubo energía para hacer un último disparo, la bala recorrió toda la estancia como despachando un brillo angelical mientras era acompañada por la Fe del Arquero que aseguraba el trayecto con arcángeles y bendiciones mientras empuñaba al interior del coche la misma cruz de roble bendita...

El impacto fue inminente y para sorpresa del Gangrel, el daño muy superior a lo que esperaba. Eso le dio tiempo al trio y sin pensarlo más, las llantas rechinaron contra el pavimento indicando su huida.

Claramente el inicio de una cacería brutal en Barcelona.

El fuego aùn ardia con intensidad en aquella calle, las llamas que parecian perdurar por siempre iban lentamente consumiendo el combustible mientras los ojos del Dragon observaba el auto fugarse (Intengo recordar todos los datos que pueda del auto, descripcion, placa, etc... ademàs de la apariencia de los cazadores), era una clara declaracion de guerra, otra màs. Roland rugiò nuevamente.

Luego regreso hasta donde se encontraba el gangrel herido, dando aquellos pasos gigantes y pesados.

Daniel vio como una bala surcaba el aire con un brillo dorado. Apenas pudo pensar en lo imposible que era lo que estaba sucediendo cuando la bala le golpeo en un costado. Creía que su vitalidad sobrenatural le ayudaría a soportar el daño, pero el dolor invadió su mente y se desplomó con un quejido sordo.

Oyó el rugir del coche mientras se perdía en la noche. Había sobrevivido, pero por poco. Su furgoneta, con un vástago dentro, había ardido casi completamente, y además había recibido un balazo que le dolía como el mismísimo infierno.

Empezó a curarse mientras permanecía inmóvil en el suelo. Oyó los pasos de su aliado acercándose.

OFF.- Gasto sangre para ponerme a tope. Será cuestión de ir de caza casi inmediatamente. Además... si te pones a contabilizar experiencia, pide que me digan cuánta tengo acumulada del día anterior... que si me llega, me pongo uno más en ESQUIVAR (que aquí hubiera podido marcar la diferencia)

Las fauces del Dragón fueron las primeras en llegar hasta la altura del gangrel, los pinchos y la piel correosa lo hacían aún más terrible y el absurdo tamaño lo hacían parecer un tanque "viviente". Era la hora de partir entonces? -se pregunto-, la policía y bomberos no demorarían en llegar y los ojos curiosos aun aquellas horas eran inevitables.
Roland se quedo observando a Daniel por pocos segundos, uno, quizás dos. Y parecía que podría tragarlo de un solo bocado, qué debían hacer? Cómplices? Enemigos?

Esta era la hora de decidir.

Daniel se incorporó levemente al ver la enorme masa de lo que había sido Roland aproximándose a él. Sonrió débilmente mostrando los colmillos. La herida se estaba cerrando, pronto la bala saldría por el agujero de entrada.

- Vaya... no sé cómo, pero hemos sobrevivido a esto, y hasta me he llevado mi trozo de carne - lamió ostensiblemente su garra derecha, todavía impregnada con la sangre del cazador- Perdona que no me levante a estrechar nuestras... garras.

Rió por lo bajo, la situación era surrealista. Miró hacia los restos de su furgoneta.

- Supongo que yo también he perdido algo - volvió sus ojos, todavía con el rojo color de la Bestia hacia el Dragón- creo que esto nos ha convertido en amigos de una noche, pero sigo sin saber nada de ti. Soy un vampiro, del clan gangrel, independiente. No soy ni camarilla, ni sabbat. Créeme que lo que te voy a preguntar no pretende ser insolente, no suelo serlo con criaturas de dos metros y medio ¿Qué eres tú?

Roland pareció hablar, sus grandes fauces se movieron y dejaron ver un largo corredor de canidos como una hoja de sierra eléctrica, pero solo le salio un rugido igual que antes. Era obvio que en aquella forma no podían comunicarse.
Luego de unos segundos más, volvió a la tranquilidad, poco a poco su tamaño se iba haciendo pequeño, más natural. Su piel volvía a tener la tonalidad blancuzca, incluso, casi cristalina. El cabello volvía aparecer y su cabeza iba tomando la forma anterior. Y así igual sus ropas que, un poco quemadas, revelaban el daño hecho por aquella granada.

Roland no se resintió.

Quedo al final al nivel del gangrel -mientras sostenía una sonrisa-, diciendo:

-NO son más que humanos después de todo.

Él demostraba una clara falta de sensibilidad hacia las bolsas de zumo, era superior y no dudaba en mostrarlo. Era frío, más allá de la helada corriente de aire que lo perseguía allá donde fuera.

-Mi clan, claramente, no es otro que el de los Dragones –dijo enseguida algo que había sido mas que obvio-. Y también soy independiente. Es raro que no nos hayamos visto antes, seguramente las coincidencias no existen, dadas las circunstancias. Claro que yo llevo poco tiempo en la ciudad, una noche a lo sumo. Tu eres de por acá?

Daniel se incorporó trabajosamente. Se escuchó un tintineo metálico cuando la bala cayó al suelo desde el agujero en su costado, que se cerró rápidamente, dejando un hueco en la tela del suéter.

- Sí, nací muy cerca de aquí, pero mi otro nacimiento fue en Los Pirineos, allí me convertí en un vástago y me entrené durante cinco años. Después decidí volver al hogar a terminar algunos asuntos personales - retrajo las garras y se apagó la luz antinatural de sus ojos- Por lo que dices asumo que también lo eres. No he oído hablar de ningún clan llamado de Los Dragones, pero también es cierto que hay muchas cosas en la noche que no conozco.

Se encogió de hombros y sonrió.

- ¿Qué has venido a hacer a Barcelona? Tal vez pueda ayudarte. A lo mejor tienes razón y hay una mano oculta que ha decidido que nos encontremos esta noche- miró hacia su furgoneta- una mano con un extraño sentido del humor, todo sea dicho. Además.. deberíamos mantener el contacto y avisar a los que conozcamos de la presencia de esos fanáticos en Barcelona ¿no crees?

Resultaba intrigante saber que un vástago pensara en la muerte como un segundo nacimiento, para Roland había sido precisamente eso, su muerte. Claro que las "bendiciones" se muestran rara vez en situaciones convencionales, y para el Tzimisce la muerte, había sido una bendición. Luego supo que mucho tendría que ver con la forma de ver la realidad de su bestia, eso lo intrigaba, cómo era el ser interior de Daniel -pregunto para sus adentros.

-Soy, si puede llamárseme así, un investigador. Ciertamente así como mi clan, que te resulta desconocido, para mi es la bestia la que me intriga, me es desconocida y es lo que...

Luego guardo silencio por unos segundos, estaba empezando a sentirse absorto por la conversación y había olvidado casi por completo la razón por la que estaban allí, observo en ambas direcciones buscando posibles intrusos u observadores nocturnos y luego regreso al mismo sitio.

-No es el mejor lugar para una conversación, deberíamos salir de aquí -dijo a continuación.

Daniel miró otra vez los restos humeantes de su furgoneta.

- No te falta razón, amigo... pero no sé muy bien cómo. Bueno... puedo llamar a alguien. Creo que tengo el móvil en el bolsillo. Con un poco de suerte, vendrán pronto a recogernos.


El gangrel marcó en número de la propietaria del Cuervo Digital. Marcó el número de Tunguska.

OFF.- AMBROSIO, realmente ella y Esteban son los únicos que conozco, además, trabajo para ella. Así que lo suyo sería que la avisarais para que contestara, o lo puedes hacer tú por ella, como gustes. Por cierto, te recuerdo QUE ME HE CURADO con sangre. Aplícalo, please.

Pueden irse del lugar tranquilamente, si desean pueden abrir una nueva escena para la conversación con Tunguska.

Creo que este es el fin del evento.