Hacia el sagrado corazón

Poco equipaje, algo de ropa informal y algunos libros de notas...
La noche fría pero suave, la luna ausente, las estrellas también.

Miró cautelosamente un mapa buscando el Templo del Sagrado Corazón, ese nombre era casi la única información que tenía.
La terminal retumbaba como una metrópolis encapsulada y eso no era precisamente una sensación agradable, una vez ubicado el templo se dirigió a la salida, tanto ganado era exasperante.

Afuera, mientras caminaba, sentía como una brisa salada recorría la ciudad, esa sensación de mar que nunca había sentido en los Andes que lo vieron nacer... y morir.

Se fue caminando, mas rápido que lento, su objetivo ya estaba fijado y esa pequeña montaña se veía cada vez mas cerca.

La gente podía ver un hombre de cabello largo, barba abundante, sus manos y dedos curiosamente velludos, con una camisa a mangas largas de lino gris y unos vaqueros algo desteñidos, zapatillas negras.

Hycha Iesinasquâ (caminaré)

Susurró tranquilamente

Pronto pudiste darte cuenta de lo grande que era aquella ciudad, a cada paso que dabas te acercabas más pero el camino parecia no terminar. Cuando llevabas una hora caminando pudiste distinguir la Iglesia en lo alto del monte Tibidao, pero aun quedaba bastante camino por andar.

Un chico vestido con unos vaqueros y una sudadera normal se acerco a ti para preguntate en catalan - ¿viejo tienes un cigarro? - el chico se quedo esperando la respuesta.

De alguna manera, su atrofiada humanidad se posaba instantáneamente en su subconsciente de vez en cuando, recordando lo entretenido que era caminar... te demoras más, pero conoces más dijo en sus adentros.

Miró detalladamente al chico y su acento curioso, pero no se detuvo y gesticuló una respuesta negativa, sin hablar palabra alguna, como quien no quiere la cosa.

No tenía otro interés más, que llegar a su destino.

El chico le detuvo - Perdona hombre, dije que si tienes un cigarro - ahora hablo en castelano con un cierto acento catalan

No tengo dijo mirando a los ojos directamente

Luego se puso a reparar en cada detalle del sujeto, hasta el mas mínimo

No tengo lo que busca dijo mientras lo hacía.

Algo en su mente se movía al recordar ese acento ibérico que hace tantos años no escuchaba



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Off: Si es necesario una tirada para detallar el personaje y estar alerta, dime.

off: cuando necesites yo te aviso jeje.

on: - vale nano - dijo el chaval "joder que tipo más raro" se fue pensando mientras se acercaba a otro transeunte para pedirle un cigarro.

Mientras seguias caminando, pasando los minutos sin cesar... hasta que por fin llegaste a la carretera de entrada al monte Tibidabo, tu camino estaba cerca de cumplirse.

No le dio importancia al pequeño incidente, pero no pudo dejar de sentir por un instante que estaba algo predispuesto.

No es mas que ganado pensó

Al fin el camino se hacía interesante, no mas edificios y cemento, lo mejor que le podía pasar al Indio era un camino de subida... y con arboles

Que buen sitio para un refugio

Dijo sin medir el volumen de sus palabras, a fin de cuentas se sentía solo... solo, como las le gusta.

Despues de más de 2 horas desde que comenzaste a caminar pudiste llegar a la plaza donde se encontraba la Iglesia del Sagrado Corazón, en lo alto del monte Tibidabo.




Allí se mostraba majestuosa, algunos no le daban mayor importancia al emplazamiento viendolo como un monumento mas de la Barcelona moderna que se estaba instaurando, pero otro la veian como el faro de Barcelona, el lugar desde donde la luz o la oscuridad podria afectar a toda la ciudad.

No diste importancia al resto de emplazamientos que habia en la plaza y directamente acudiste a la iglesia, dos puestas enormes se mostraban ante ti y a ambos lados unas escaleras que subian por el lateral de la iglesia.

Era hora de hacer saber al Obispo que habias llegado.

A medida que sube las escaleras mira curiosamente todo a su alrededor, la enormidad de la ciudad llena de luces y de ruidos.

La ubicación era excelente a los ojos del Gangrel

Afina particularmente el ojo y el oído, la majestuosa vista y la estructura lo hacían sentir una enorme curiosidad por el Obispo.

Termina de subir las escaleras atento a cualquier movimiento.

Al terminar de subir las escaleras puedes ver una enorme terraza, pero esta vacia. La terraza esta rodeada en sus extremos de piedra ornamentada y una barandilla, a tu derecha esta la pared de la iglesia y en el centro una puerta de tamaño normal mas o menos, la puerta es de cristal pero desde tu posicion no puedes ver nada.

Cuando das dos pasos hacia dentro de la terraza oyes como la puerta central que acabas de pasar al subir por las escaleras se abre y posteriormente se cierra.

Se dirige de inmediato a la puerta y al llegar toca tres veces como de costumbre, esperando una respuesta.

Mientras tanto trata de recordar el nombre del Obispo.

Nadie contesta a las llamadas, pero por las escaleras por las que acabas de subir ves emerger una figura, parece la figura de un hombre cubierta por una capa que le cubre completamente el cuerpo, ademas lleva adherida una capucha que le cubre la cabeza y una sombra le cubre el rostro por lo que no puedes definir la naturaleza de ese individuo.

Al llegar a la terraza pasa inadvertido de tu figuro y se dirige directamente a la barandilla mas proxima a la vista frontal de Barcelona y alli se queda, parado... sin hacer nada.


off: tirada de inteligencia.

El Gangrel era paciente, simplemente se dirigió de nuevo, no quería más que encontrar al Obispo, en realidad estaba emocionado... un poco.

Off: Inteligencia 3

El miembro 'Ambrosio' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

'd10' :

Resultados :

El hombre seguia en aquel sitio sin inmutarse y contenplando aun la noche Barcelonesa.

Pensandolo un segundo el nombre se te viene volando a la cabeza.... ALBERTO ILIARTE.

Buenas noches Dijo, pronunciando lo mejor que pudo el castellano

Se mantuvo a una distancia prudente y se quedó esperando mientras miraba el mismo horizonte que aquel sujeto.

- Buenas noches, ¿Que opina de la muerte? - dijo una voz fria, que helaba el alma y que salia de aquella figura a la que aun no le ponias rostro.

Bueno, es un tema sobremanera interesante dijo con tono pensativo

Pero, discúlpeme... ¿Con quién tengo el honor? dudo un poco, pero no le pareció atrevido, a fin de cuentas no conocía el Obispo, si este era él, habría terminado su búsqueda.

Espero la respuesta, sin olvidar la pregunta inicial.

- Es un tema fascinante si... - esa voz era perturbadora - ... y ahora si no quiere conocerla definitivamente digame porque entra en mi casa sin mi permiso. - Parecia que solo habia escuchado la primera frase... desde luego era un tipo duro aquel tipo

De no ser por la tranquilidad de la noche y la caminata, la primera impresión del Gangrel respecto de Barcelona habría sido muy pobre.

Pero bueno, tendría toda una no-vida para cambiar esa impresión.

Ando buscando precisamente eso, señor

Se detuvo un segundo

El permiso, claro con tono explicativo

- ¿Y quien es el que pide mi permiso y porque esta en esta ciudad? - El hombre buscaba más información, y por su tono parecia que se le acababa la paciencia... más valia contentarlo cuanto antes.

Al parecer estaba frente al mismísimo Obispo, prefirió equivocarse antes que faltarle al respeto.

Tras un par de segundos el Gangrel se inclinó respetuosamente haciendo una reverencia al viejo estilo Sabbat mientra decía.

Mi nombre es Ambrosio y Busco a Don Alberto Iliarte para brindar mi apoyo a la espada de Caín

Se incorporó rápidamente y alerta

El hombre se dio la vuelta pero solo medio lado, lo observo durante un segundo y se volvió a girar para seguir observando la ciudad.

- Ambrosio... - Repitio dejandolo caer en el aire - ... de donde provienes Ambrosio?. -

Si este no es el señor Obispo, no se que pueda pasar... pensó.

Vengo de Colombia, señor

Trataba de encontrar su rostro

La iglesia Sabbat de Santafé de Bogotá...

¿Es usted Don Alberto Iliarte?

- Si, Ambrosio - al escuchar tu nombre casi se te ponia la piel de gallina - Soy el Obispo Alberto Iliarte. Digame el porque de su viaje desde tierras tan lejanas. - El Obispo parecia intrigado en saber porque habia venido hasta Barcelona.