La cruz del titiritero...

Aquella noche desperté temblando y con la cara manchada de sangre por el llanto. La oscuridad era total, y las imágenes de aquel sueño se abalanzaron sobre mi como si no quisieran dejarme ir a los brazos de la vigilia. El rostro retorcido de mi amada Abigail me suplicaba que le quitara la vida, que le librara del tormento. Sus manos deformes se aferraban a mis mejillas con angustia y dolor. No quedaba nada de su belleza mediterránea, de su expresión serena y sus labios siempre dispuestos a la risa. Ahora solo era un recuerdo encarnado en las profundidades de mi ser, un recuerdo ocupando el espacio que dejó mi alma al partir con sus ojos.

El dolor en mi cuerpo fue mas intenso que de costumbre, pude notar como este se había descompuesto hasta casi desprenderse en pedazos. Mi mente era un remolino de caos, un ave revoloteando sin lugar de reposo; y ese maldito ruido que zumbaba en mis oídos... Evidentemente estaba en un ataúd, el único lugar apropiado para contener a la criatura en la que me había convertido. Por lo demás, hubiese querido que la fina caja fuese el lugar de mi eterno descanso, y no el lugar de mi eterno despertar. Quería que se callara el mundo que me rodeaba, en especial ese maldito ruido... Pero entonces, algo mas vino a mis oídos, algo dentro de mí que se agitaba con fuerza. Era la sangre que hervía en mis entrañas, que se mecía inquieta como si quisiera sacarme a pasear. Algo dentro de mi cuerpo estaba ansioso, y algo dentro de mi mente sabia por qué... Ese algo de todas las noches... Ese algo que nunca entenderé por completo.

Desde hacia mucho tiempo, el detonante de mis actos dejó de ser la esperanza o el entusiasmo. Si en alguna parte de mi ya no quedaba vestigio alguno de humanidad, era justamente ahí: el lugar en que se tejen las decisiones; el origen de todos los actos. Es por eso que jamás podré darle explicación alguna al por qué esa noche, como todas las demás, rescaté los despojos de mi carne y rearmé los pedazos rotos de mi mente, valiéndome de la sangre y sus poder regenerativo. Pero entonces comprendí por qué esta era una noche diferente. Pues con el reconocimiento llegaron los recuerdos, y con ellos mi orientación. Ahora entendía que el zumbido insoportable no era mas que el ruido de un motor en movimiento. Las explosiones de los pistones y sus efectos... El roce de las ruedas sobre el asfalto... El camión que rompiendo el viento se abría paso por entre el tiempo... Si... Era Barcelona invitándome a beber de sus ríos carmesíes...

La marcha continuó por un par de horas. Todo me demostraba que seguía en carretera, pero poco a poco llegaron a mí nuevos sonidos. Los demás vehículos que se unían a la orquesta, el pito de los agentes de transito, las voces de los transeúntes... Había llegado a la ciudad. En ella me esperaban nuevos secretos, nuevos peligros. Era la primera vez que abandonaba Madrid desde mi impía metamorfosis, así que no pude evitar cierto temor; cierto aire de desconfianza. Las ordenes que había recibido no eran muy precisas, de hecho. Lo único que sabia era que mi destino primero seria la casa Milá, el Elíseo de Barcelona y morada del recientemente ascendido príncipe Melas. Al menos el servicio de transporte corría por cuenta de mis anfitriones, quienes me recogerían y me llevarían directamente hasta el lugar. En cuanto a mi nuevo refugio, ellos me indicarían los detalles después de la entrevista.

Finalmente el camión se detuvo por completo, tras escuchar como su marcha lenta se reverberaba en el garaje. Tras unos minutos de papeleos y demás protocolos se abrió la puerta hermética...

Nota: Se supone que ahora estoy en el garaje de la Casa Milá. Los detalles de mi recibimiento quedan en manos del narrador.

Tras la puerta una joven de ojos verdes y cabello castaño, bella como si el mismo diablo hubiera sido quien la hubiera creado para tentar a la raza humana y caer en el pecado de la lujuria fue quien te recibió Buenas noches caballero, mi nombre es Anastasia y soy la secretaria del principe Melas, nos sentimos honrados con su visita, ya habiamos sido avisados, por favor sigame. Anastasia se dió media vuelta y empezó a andar por los lujosos pasillos del edificio, sus columnas circulares y su tenue luz te daban una sensación calida y te tranquilizaban profundamente. Acabasteis llegando a una gran puerta tras la cual se encontraba un hombre alto y de buen ver, tenía un pelo liso limpio y muy cuidado y un traje sin ninguna arruga, te miró, te reconoció, te invitó a sentarte y por último te habló.

Hola señor Spiegel, es un placer contar con usted, soy Melas, principe de la ciudad de Barcelona. ¿Que le ha traido a mi humilde territorio? Su voz era música para tus oidos.




Off: Me alegra verte por aquí.

El placer es mio. Dije con tono grave y serio mientras me incorporaba en la silla. Su voz era envolvente y sugestiva, demasiado bella como para estar viva. Era su sangre quien me hablaba desde las profundidades de su cadáver... La fina sangre de los Ventrue.

La verdad es que esperaba que usted me lo aclarara. Verá, las ordenes que recibí en Madrid carecían de detalles. Simplemente solicitaron mi traslado a la ciudad, aunque no me extraña que así haya sido. Parece que todo el mundo disfruta tratando a los Assamita con misterio y secretismo. Era extraño que el príncipe me hiciera esa pregunta, pero supuse que simplemente quería saber que tanto se me había revelado. Lo único que tengo claro en este momento es que estoy a sus ordenes señor. Mi trabajo es limpio y discreto, además soy leal a la Camarilla como ningún otro vástago. Añadí finalmente sin perder por un solo segundo la actitud neutral y casi inexpresiva que me caracteriza.

Off: Gracias Jarko. Espero que las calles de Barcelona nos lleven muy lejos.

El señor Melas entrecruzó los dedos y miró hacia un lado, estaba pensando, a los pocos segundos de cavilar acabó dictaminando y tras una breve risa te dijo En un principio no me habían dicho el motivo de tu llegada, pero creo que lo he comprendido. Señor Spiegel como usted bien sabrá estamos en guerra y Barcelona está en una situación delicada, usted será un agente con contacto directo conmigo, nadie deberá saber esto, lo que no significa que usted no deba existir, pero si pasar desapercibido en la medida de lo posible. Como mi mano ejecutora, recibiendo ordenes directas y concretas, no le engañaré será peligroso. Puede hasta que muera... dijo sonriendote, el alegato del principe te sugirió un desafio a ti mismo, tenías que ser muy bueno para poder afrontar las cosas que él te iba a encomendar. ¿Conoce ya su piso?

Las palabras del príncipe generaron una extraña dicótoma en mi interior. Por un lado me sentía aliviado, pues no tendría que acomodarme a los caprichos de la primogenitura como siempre sucedió en Madrid; solo eramos yo y la noche que me arropaba. Pero en otro lugar de mi ser, al fondo del gran abismo de mis infiernos, algo se retorcía inquieto. Era la Bestia, quien temía por su aniquilación, quien comprendía el peligro con que se hilaba mi nuevo destino...

Señor, es un honor. Tengo entendido que su mandato apenas comienza, por lo que debe de tener muchos enemigos en las sombras. Yo seré sus ojos en la oscuridad. Caminaré con solo la muerte siguiendo mis huellas, con la confianza de que solo ella se entera de lo que hago. Mis palabras reaccionaron con avidez, rompiendo el silencio que provocó el impacto de mi cometido. Finalmente agregué: En cuanto al piso, no señor. Tampoco se me dieron los detalles.

Mi anfitrión fue reservado en cuanto a la situación actual de Barcelona. No quise insistir con preguntas, pero supuse que pronto la ciudad entera seria mi territorio de caza. Así que no había nada de que preocuparse por lo pronto...

Melas se incorporó Me ha provocado mucha alegría el tener a alguien como tu entre mis filas, soy optimista con respecto a tu posición amigo mio, en la puerta encontrarás un chofer que te llevará a tu piso, cortesía de la camarilla, una vez lleges allí y necesite de tus servicios contactaré contigo mediante E-mail, contraras un ordenador con todo lo referente a tu dirección de correo. Pasó a mirar por la ventana, ensimismado Barcelona estará mejor gracias a tu apoyo...¿Tienes alguna pregunta que hacerme joven? dijo volviendo la cabeza hacia ti

Gracias por sus palabras señor Dije con serenidad, mientras una delicada sonrisa de dibujaba en mi rostro. Espero no decepcionarlo jamás. Y sí, tengo una pregunta... ¿Cual será mi coartada? Es decir ¿Quien debo ser para la sociedad cainita? Usted sabe que los vástagos somos muy curiosos, y una parte considerable de ellos merece mi respeto. Aunque no puedo decirles nada de esto, tampoco puedo guardar completo silencio ¿Me entiende usted?

Compañero... dijo con un aire de complicidad que te enalteció La mejor mentira es una verdad e medias, ante la sociedad cainita tu eres un vampiro, un vastago...pero no eres mi mano ejecutora. nadie sabrá de que trabajas, almenos no de forma oficial, ten especial cuidado con los nosferatus, alejate de ellos por completo o se su mejor amigo pero no los menos precies, se enteran de todo. Con respecto a tus misiones, ya nos encargaremos de buscar una coartada apropiada para cada una en caso de necesidad. Antes de irte necesitas algo más? El telefono de alguien, una reunión con algún miembro...o un encontronazo inesperado con algún ser? dijo mientras una sonrisa maquiavelica aparecia en su rostro.

La actitud del príncipe me hacia sentir un poco nervioso. Los vampiros somos monstruos, y fácilmente nos acostumbramos al desprecio y al cinismo. Notar la sonrisa y esa mirada de complicidad, me hacia pensar que muy probablemente me ocultaba algo... No pude evitar, en mi infinito pesimismo, pensar en el término "carne de cañón"; pero la idea de "mi señor arrastrándome hacia las oscuras regiones de la muerte definitiva" era ya una vieja compañera. Así que sonreí con abnegación y dije en tono amable: Hace poco mas de un año tuve el placer de vivir en las madrigueras de Madrid. En aquel entonces comprendí que los Nosferatu son las criaturas mas sensatas y cuidadosas con las que se puede llegar a trabajar. Aprendí mucho de ellos y disfruto de su compañía... Así que para responderle señor, me gustaría saber si, debido a la prudencia que les caracteriza, podría contar con el apoyo de algún miembro de este clan. Me sentiría muy tranquilo si uno de ellos fuera mis ojos hasta en las misiones mas delicadas... Por lo demás, prefiero guardarme las preguntas para cuando esté mejor encajado en mi nueva "no-vida". Esto último lo resalté con un sutil acento irónico. Un gesto para nada grosero, por supuesto...

Off: Perdona por mi retraso... El fin de semana tuve tantas cosas encima que bueno... Ya te imaginas

Off: Sin problemas, cada cual cuando pueda ^^


El principe quedó pensativo No estaría bien que yo mismo te diera sus números, podría levantar demasiada sospecha, pero me consta que podrás encontrarlos facilmente, en especial te recomiendo la compañia de Mitnik, no está tan loco como el primogenito Nosferatu y parece un buen miembro de nuestra hermandad. Para ponertelo más facil te daré su número de telefono. Pero procure que no sea de dominio público el hecho de que haya sido yo quien le ha dado el número.Entonces te dió el número y te guiñó un ojoPuedo intentar ofrecerle algo más?

Bueno... No por el momento, estoy muy agradecido por su respeto y confianza señor. Me complacería mucho, sin embargo, si pudiese enviarme por correo información general sobre Barcelona y sus asuntos cainitas... En cuanto a Mitnik no se preocupe... No quisiera tener que mentirle, pues eso significaría utilizarle. Pero al menos podría comprarle información o contratar sus servicios, de esa manera no tendría por qué hacer demasiadas preguntas... Los Nosferatu se muestran particularmente discretos cuando se trata de negocios. Tras esto último me levanté de la silla, dando a entender al príncipe que nuestra reunión podía terminar por mi parte...

El principe te agradeció tu presentación e imitó tu gesto. Se levantó y te invitó a salir de la estancia. Cuidese dijo antes de que te fueras.


Fin de la presentación al principe.