Saludos del bosque

Saludos del bosque

Tan suaves y delicadas las flores del lirio blanco… como las tiernas almas humanas que deambulan por el mundo, teñidas multicolor por bondades y pecados. Reconstituyente y afrodisiaca es la canela, como el aroma de los cuellos humanos. La lavanda… sumamente relajante con sus reflejos de noche estrellada. Vibrantes y llenos de pasión son, como el sabor de una cereza, los profundos ojos de todo ser vivo, espejos de mundos inimaginables para aquellos que pueden ver en ellos… Y estridente es el tañer de las burdas campanas que ahora marcan las dos de la madrugada. Creaciones humanas… pocas alcanzan una verdadera belleza y función como lo hacen todas y cada una de las que nos regala la Madre Naturaleza. ¡Espera! Son las dos de la madrugada… ¡la presentación! Llevo aquí más de una semana; es hora que pida formalmente la estancia en esta ciudad. Tengo que encontrar la nota que mi sire me entregó, donde está el número de teléfono de la persona indicada.
– Helios, ¿no la habrás visto tú por casualidad?
Mi querido gato me mira relajadamente a los ojos desde su cómoda estancia en el mostrador de la tienda, enseñándome en ellos una nota blanca sobresaliendo de un libro… titulado… Geografía e Historia. ¡Cierto! La puse allí. Es el libro en el que menos posibilidades tenía de perderla; nunca lo leo, es absolutamente aburrido, hasta para un ser eterno como yo. Tengo de mejores. Sí, aquí está. Me encanta ver que con tanta planta, aquí dentro nunca se forma polvo. Antes de llamar tengo que prepararme. No puedo aparecer con semejante aspecto; no soy el tópico Malkavian de poca higiene y menor estética. A ver… jersey de algodón de cuello alto y figuras geométricas, que combina perfectamente con sus tonos blancos, rojos y verdes con este pantalón de pinza en color negro, zapatos negros, abrigo largo en gris y guantes de algodón en blanco. Por supuesto, todo es de origen ecológico certificado y sin ningún material animal, ni siquiera los zapatos, pues son de cáñamo. ¡Qué bien se siente uno al saber que se viste sin hacer daño a la Madre Gea!
Miro el número de teléfono, aspiro la húmeda fragancia vegetal que flota en mi herbolario y marco.

PD: Mil perdones por la tardanza.

El teléfono empezó a dar señal, tras unos pocos tonos alguien al otro lado descolgó.

Casa Maciá, mi nombre es Robert en que puedo ayudarle? La voz sonaba varonil y joven.

No podías evitar estar nervioso ante tal situación, tener que ir a andar ahora por la ciudad, ver los coches y las obscenidades que se hacen en contra de la madre tierra y saber que tienes que rendir una especie de culto casi tan antiguo como la humanidad a una persona que estará derrochando electricidad, usando gasolina en exceso...HASTA SEGURO QUE USA LACA PARA EL PELO!. Pero ahora mismo era más importante mantener las posturas, las cosas se cambian desde dentro...

- Casa Maciá. Mi nombre es Robert, ¿en qué puedo ayudarle?

Una voz joven, de hombre, no más de 25 años, segura aunque algo autómata… ¿un ghoul? Es posible.

- Buenas noches. El motivo de mi llamada es mi reciente llegada a la ciudad. Me indicaron que llamara a este número.

Escucho su respiración tranquila y suave. Debe de estar muy acostumbrado a este tipo de llamadas. Mientras espero su respuesta, noto el aterciopelado pelo de Helios, que ronronea delicadamente. Qué molestos son los zumbidos de los teléfonos cuando se hace un silencio; ¡son sumamente chirriantes! El olor a bosque y a diversas fragancias florales que flota en la tienda se adhiere a mi ropa y a mi pelo… delicioso.

El joven no tardó demasiado en contestar.
Claro señor, le paso con Anastasia ella podrá atenderle.

Tras unos extraños sonidos una voz de mujer sonaba al otro lado, era aterciopelada y preciosa, como pocas.

Hola, buenas noches. Mi nombre es Anastasia, me han dicho que usted acaba de llegar a la ciudad y le han dado este número. Puedo preguntar el nombre de quien le dio este número?

El silencio al otro lado del aparato fue breve.

- Claro señor, le paso con Anastasia ella podrá atenderle.

Sonriendo, agradezco al joven su amabilidad:

- Muchas gracias. Que tenga una buena noche.

El interfono se aleja del chico, pues dejo de escuchar su respiración para alcanzar a oír un susurro de dos voces. No consigo entender ni una sola palabra; al cabo de pocos segundos, un sonido algo molesto indica que el teléfono ha cambiado de manos, testificado por el cambio de voz al otro lado de la línea.

- Hola, buenas noches. Mi nombre es Anastasia, me han dicho que usted acaba de llegar a la ciudad y le han dado este número. Puedo preguntar el nombre de quien le dio este número?

Su voz es calmada y muy suave, casi hipnotizante. Una chica joven también, aunque más mayor y experimentada que el hombre; la encargada. ¿Secretaria del Príncipe? No lo sé, aunque escucharla hablar me recuerda a un cerezo florecido.

- Encantado, buenas noches. Mi nombre es Bhacmis y Louis Sirien es el nombre de la persona que me ha entregado este número. Deseo anunciar mi llegada a la ciudad.

En diagonal tengo el espejo y veo, a mi pesar, que me he olvidado de adecuar mi pelo a la ocasión. En cuanto acabe la conversación y tenga las instrucciones necesarias, haré una visita al aseo para peinarme.

Disculpe las molestias señor Bachmis dice tras un breve receso supongo que usted comprenderá los motivos de este metodo tan protocolario y burocrático, es por seguridad. Puede venir a presentarse ante el Principe Melas cuando guste nuestras puertas estarán abiertas para usted. Debe acudir al edificio Milá, no será muy dificil encontrarlo. Una vez llege a la puerta digale a los guardias que viene bajo autoridad de Anastasia y con permiso de Melas. Si no es mucha molestia y a pesar de que nuestra disponibilidad es absoluta para usted...¿Podría decirme un intervalo de tiempo en el que vendrá? Todo cainita debe ser recibido dignamente.

Disculpe las molestias señor Bachmis -dice tras un breve receso- supongo que usted comprenderá los motivos de este metodo tan protocolario y burocrático, es por seguridad. Puede venir a presentarse ante el Principe Melas cuando guste nuestras puertas estarán abiertas para usted. Debe acudir al edificio Milá, no será muy dificil encontrarlo. Una vez llege a la puerta digale a los guardias que viene bajo autoridad de Anastasia y con permiso de Melas. Si no es mucha molestia y a pesar de que nuestra disponibilidad es absoluta para usted...¿Podría decirme un intervalo de tiempo en el que vendrá? Todo cainita debe ser recibido dignamente.

Sí, está claro que tengo que ir sumamente elegante.

- Por supuesto que entiendo la situación y no es ninguna molestia. Ahora mismo puedo ir si es posible; en unos 30 minutos estaría allí.

Necesito un poco de gel para manejar estos descolocados rizos.

Le esperaremos con impaciencia. Contestó la voz al otro lado del telefono y tras colgar, solo quedaba preguntarse como irias allí y como irias ataviado.

Le esperaremos con impaciencia.

- Con gusto iré hacia allí. Hasta ahora señorita.

Cuelgo suavemente el teléfono y sonrío, entusiasmado por la presentación ante el Príncipe de la ciudad. Tengo algunas noticias de que la situación en la ciudad ha cambiado bastante en los últimos meses; el Príncipe hace muy poco que está en su trono. ¡Qué mejor momento para llegar a esta urbe! Los panoramas inestables presentan muchas oportunidades para quiénes sepan utilizarlos en su favor. ¡Y cuán importante es la primera impresión! Ha jugar mis cartas. ¿Verdad Helios? Claro que sí. Comienzan los planes de Gea en esta ciudad de hierro y carbón.

En el baño. Me miro en el espejo. La boca limpia, con los dientes blancos y en su sitio cada uno. Los labios limpios e hidratados; ¡incluso en la no-vida sigo utilizando cacao! Piel blanca y pulida... unas pocas ojeras... dan buen efecto. Sonrío. ¡Estupendo! Ahora un poco de gel para el pelo y... ¡bualá! Listo. Vamos a por la conquista del Príncipe.

Salgo de la tienda y cierro con llave. La noche es suave y tranquila. Aún hay una cantidad importante de personas por la calle. Es pronto para Barcelona. Tras veinte minutos caminando a buen ritmo, pero sin perderme la visión del cielo sin estrellas y de los árboles del paseo, estoy delante del lugar indicado. Me muerdo ligeramente los labios para enrojecerlos y mejorar mi aspecto. Un edificio fantástico y bello; ¡gran Gaudí! No le pegan esos dos porteros.
Avanzo lenta y tranquilamente hacia ellos con las manos en los bolsillos de mi abrigo. Con una dulce sonrisa:

- Buenas noches, caballeros. Vengo en nombre de Anastasia. ¿Me indican el camino?

Ante tus palabras los guardias de seguridad llamaron por el walkie talkie Señoritca Anastasia, alguien la busca. Ni siquiera te dirigieron la mirada, a los pocos segundos apareció Anastasia, una joven elegante y bellisima cuyos ojos verdes podrían embaucar a cualquier ser con la capacidad de verlos, increiblemente hermosos.
Digame, me ha llamado?. Dijo con una elegancia digna de las peliculas clasicas.

- Digame, me ha llamado?

Una mujer, tan elegante como un sauce llorón, tan bella como un cerezo en primavera y tan firme como un olivo centenario, aparece desde el interior del edificio. Su caminar me hipnotiza y la fuerza que desprende se percibe al instante: es una mujer a tener en cuenta. Anastasia es su nombre; tengo que memorizar esta cara dentro del Laberinto. Una leve inclinación de cabeza y una gran sonrisa para decir:

- Así es, yo he solicitado su atención. Antes que nada, quisiera ofrecer mis disculpas por pedir una cita de manera tan precipitada; sé que todo es más complicado de llevar a cabo sin la debida anticipación. Como recordará, hace unos 20 minutos que hemos hablado por teléfono con motivo de mi presentación ante el Príncipe. Vengo con dicho propósito; deseo presentar mis respetos y fidelidad al principus de esta ciudad.

PD: Perdona la espera; una semana de exámenes algo complicada

La señorita te miró de arriba abajo, como si te aprobara aún que no sabías que parte de ti estaba siendo examinada.Sigame si es tan amable. Tras sus palabras comenzó a andar por un largo pasillo, abrió unas puertas, tras ellas se encontraba una figura elegante, se trataba de un hombre de cabello liso cuyo color era indefinible por lo bello que resultaba, las luces de la habitación lo hacían parecer sumamente solemne, te pidió con un delicado gesto de mano que entraras y a tus espaldas se cerraron las puertas. El señor te ofreció un asiento y el se sentó en el de enfrente.

Buenas noches amigo mio, mi nombre es Melas. Dichosos los ojos que ven como jovenes cainitas aún respetan las antiguas tradiciones que han hecho de nuestra comunidad una sociedad fuerte y bien estructurada, ¿Que le ha traido a mi ciudad?

- Sígame si es tan amable.

Sus profundos ojos no me dejan ver si he pasado el examen. Tendré que vivir con la duda. Una pena. Ya me ha dado la espalda y camina por el inicio de un largo pasillo.

- Voy detrás suyo. Buenas noches, caballeros. Que tengan una ronda tranquila.

Huelen a gomina barata, colonia estridente y crema de afeitar con alcohol; pobre dermis la suya. Con esas vulgares olores se mezcla la deliciosa y afrodisiaca fragancia que desprende la mujer; un pelo muy bien cuidado y unos movimientos casi perfectos. Lo dicho, hipnotizante. Sonrío. Miro hacia recepción, donde está el chico que, supongo, descolgó el teléfono a mi llamada. No me llega ningún aroma desde aquí. A medida que dejo atrás a los guardias y me adentro en el edificio, en mi nariz se imponen los olores de la mujer y un ligero perfume a antiguo, muy débil a causa del asqueroso resto de producto limpiador que queda en el suelo... ¡con lo bien que limpia el vinagre y el limón, y lo bien que huelen! Y no dañan ni la salud ni a la Madre Gea. Saco mi pañuelo, color vainilla, del bolsillo izquierdo del pantalón y me lo paso por la nariz; está impregnado de un suave toque a menta y canela que me despeja la mente y me hace olvidar el pestilente olor a químico.
Guardo la tela y contemplo, maravillado, las sinuosas formas del interiro del edificio. Su decoración onírica y sus colores apastelados relajan mi espíritu. Sublime. Aunque una luz más tenue elevaría más las formas. Me recuerda al maravilloso Château de Versailles, en mi tierra natal. ¡Qué espléndida es la capacidad humana para crear formas, bellas y horribles! Mi mente se encuentra vagando por recuerdos e imaginación, cuando me doy cuenta de que Mademoiselle Anastasia se ha detenido frente a unas puertas abiertas y me mira sonriente, indicando que entre. Le sonrío amablemente y, al girar la cabeza hacia el interior de la nueva sala, tomo consciencia del hombre que, desde dentro de la estancia, me señala que entre, moviendo su mano con la suavidad del jazmín al viento. El mundo desaparece y sólo puedo ver la imponente figura masculina que se eleva en el centro de la habitación. De rasgos exquisitos y cabellera olímpica, su autoridad y legitimación como Príncipe quedan para mí demostradas. En el aire flota un aroma a almizcle y cereza. De repente, escucho el leve chasquido de las puertas al cerrarse a mi espalda, volviendo ligeramente a la realidad. Su belleza sigue siendo dionisiaca y apolínea, pero capto que las luces del lugar engrandecen su presencia; deja de ser para mí tan fascinante físicamente, pero continúa siendo todo un principus... en forma al menos. El denso y sensual olor es sofisticado y embota ligeramente mis sentidos. ¡Qué delicia!
Me ofrece asiento delante suyo:

- Buenas noches amigo mio, mi nombre es Melas. Dichosos los ojos que ven como jovenes cainitas aún respetan las antiguas tradiciones que han hecho de nuestra comunidad una sociedad fuerte y bien estructurada, ¿Que le ha traido a mi ciudad?

Me acerco al sillón, acaricio su aterciopelada textura e inclino levemente la cabeza. Suavemente me acomodo en el asiento, cruzo las piernas y con una sonrisa contesto:

- Deliciosas noches para usted, Príncipe Melas. Me agrada respetar lo establecido si considero que debe ser mantenido. Las tradiciones son un pilar esencial en nuestra sociedad; hay que protegerlas. Por ello me presento ante usted, para indicarle mi presencia en su ciudad y entregarle mi fidelitas. Mi sire me aconsejó establecerme en Barcelona. Tengo una herboristería en la entrada al barrio del Raval, cerca de la Biblioteca La Central, con la que pretendo mantenerme y ayudar, en todo lo posible, a usted y a sus fieles. Llevo aquí no más de dos semanas; he creído necesario establecerme mínimamente antes de venir a verle. ¿Le parece bien?

Huelo, entre el almizcle y la cereza, cuero auténtico. Malditos lujos asesinos... Su hechizo se resquebraja.

Melas te observaba y con graciles gestos empezaba a interpretar la dulce música que salia de entre sus labios No es lo habitual, pero tampoco vamos a echarnos las manos a la cabeza, ¿Verdad?, digame quien es su sire quizás lo conozca...y también me gustaría saber si es consciente de que Barcelona es una ciudad en guerra en estos momentos.

- No es lo habitual, pero tampoco vamos a echarnos las manos a la cabeza, ¿Verdad?, digame quien es su sire quizás lo conozca...y también me gustaría saber si es consciente de que Barcelona es una ciudad en guerra en estos momentos.

¿Echarnos las manos a la cabeza? No es para tanto, querido principus. ¿Miedo a conjuras contra ti? Peligros y mentiras en cantidades importantes. Me encanta. Aquí se necesita el toque de Gea.


- Por supuesto que no, señor Melias. Simplemente me he retrasado para poder presentarme con una oferta de ayuda fiable y firme. No quiero ofrecerle promesas vacías; mi señor me ofreció buenos consejos, ¿no cree? Su nombre es Louis, aunque desconozco actualmente su paradero. Sería encantador que os conocieses. Y para su último interrogante, decir que sé que la situación es violenta pero no conozco el tablero en su totalidad. ¿Sería inoportuno pedirle que me sitúe dentro del panorama político? Por cierto, permitame decirle que tiene una residencia muy bella; aunque, en mi opinión, mucho cuero y pocas plantas.

Sonrío.

Off: El principe se llama Melas, no Melias xD, asumo que ha sido un fallo a la hora de escribir, si no es así dimelo.

Melas solto una ligera sonrisa, podías distinguir en la profundidad de sus ojos un aire salvaje. Conocer todo lo que concierne a la guerra es un asunto cuasi imposible, por lo pronto no se preocupe por ella y adaptese bien a la ciudad, le daré el número de teléfono de la señorita loxiar, es la primogénita de su clan. Con respecto a las plantas, no soy decorador ni conozco sus cualidades, quizás sería conveniente que usted me aconsejara. Alguna noche que tenga libre me pasaré por su jardín botánico, así usted mismo podrá aconsejarme. Asumo que usted quiere quedarse en Barcelona a vivir, de lo contrario no montaría la tienda. ¿Tiene alguna pregunta más que realizarme? entrelazó los dedos y los dejó sobre las rodillas.

- Conocer todo lo que concierne a la guerra es un asunto cuasi imposible, por lo pronto no se preocupe por ella y adaptese bien a la ciudad, le daré el número de teléfono de la señorita loxiar, es la primogénita de su clan. Con respecto a las plantas, no soy decorador ni conozco sus cualidades, quizás sería conveniente que usted me aconsejara. Alguna noche que tenga libre me pasaré por su jardín botánico, así usted mismo podrá aconsejarme. Asumo que usted quiere quedarse en Barcelona a vivir, de lo contrario no montaría la tienda. ¿Tiene alguna pregunta más que realizarme?

Cortés, pragmático y totalmente parco en detalles. De todo lo banal que me ha dicho sólo puedo rescatar de importancia el nombre de la Primogénita Malkavian, Loxiar, y su proposición de visitar mi tienda. Lo anoto mentalmente.

- Por supuesto. Entiendo que es un asunto harto complejo; no quiero restarle tiempo explicándome los conflictos de su bella ciudad -acompaño el final de la mano con un suave movimiento de la mano señalándolo-. Antes prefiero que me recomiende parques, monumentos y paisajes por ver en esta urbe. Y sí, mi intención es establecerme en Barcelona. Deseo continuar con mis estudios botánicos y Barcelona, con sus relaciones internacionales y su mercado extenso y global, me permitirá gozar de todo lo que necesite. Le ruego que me ayude en este aspecto; yo, a cambio, le ofrezco poner todos mis recusos a su servicio. Llevo poco tiempo adentrándome en el mágico universo natural pero seguro que le sorprenden algunas de mis creaciones, para mal de sus enemigos. Además, encantado estaría de que se permitiera el lujo de visitar un día mi jardín, dónde le ofrecería maravillosos ejemplares del mundo vegetal para embellecer aún más su residencia. Una última cosa, ¿dónde puedo encontrar algún museo botánico?

Melas se puso pensativo durante unos segundos, su figura parecía tallada en marmol por el mejor escultor que jamás nadíe había visto, al poco concluyó su pensamiento con palabras Son bastantes los sitios por los que usted me está preguntando, me aseguraré de que le llege un mapa de la ciudad a su residencia con los sitios más interesantes señalados...además intentaré ponerle en contacto con un vastago que comparte sus mismas aficiones, quizás eso le ayude en algo. Espero que esté conforme con eso. Dijo mientras se le dibujaba una amplia sonrisa.

- Son bastantes los sitios por los que usted me está preguntando, me aseguraré de que le llege un mapa de la ciudad a su residencia con los sitios más interesantes señalados...además intentaré ponerle en contacto con un vastago que comparte sus mismas aficiones, quizás eso le ayude en algo. Espero que esté conforme con eso.

La belleza autoritaria y recta de los Ventrue nunca falla. En una amalgama de miedo, presión, cortesía y orgullo surgen siempre un rostro y unos movimientos calculados y hermosos; tan aristocrático... Sigo sin encontrar los motivos para odiar a este clan que otros blanden. Fascinantes aunque, en ocasiones, su poca naturalidad hacen que pierdan su magia.

- Agradezco que se tome todas esas molestias por mí. Ha sido un placer conocerlo en persona, Príncipe -digo, mientras me levanto lentamente y le extiendo la mano con una sonrisa-.

Melas se levantó al unísono y te apretó la mano con vigorosidad. El placer ha sido mio. dijo mientras te acompañaba a la salida.




FIN DE LA PRESENTACIÓN AL PRINCIPE.