Nuevos Horizontes

Era su última noche en la ciudad, Alison le había recordado –no afablemente- las razones de este imprevisto viaje. Los ánimos se estaban caldeando en la ciudad, dadas las últimas apariciones de la inquisición y la inesperada acusación del Arzobispo. Una acusación sin fundamentos –decía Alison- pero que conllevaría una larga investigación de parte de los caballeros inquisidores como ya había ocurrido en tiempos pasados. Por tal, y como forma de evitar la "mala fama" –dijo sonriendo macabramente como sólo ella podía-, decidió que tener a un fanático de la tortura era inapropiado…. Algo completamente inusual en ella, lo que hizo que Roland pensara en que existían otras razones para que ella lo alentara a realizar este viaje de “peregrinación” y “experimentación” como lo había llamado.

Algo completamente ridículo –le dijo Roland-, y que le costó una correosa marca en la cara como castigo por recriminárselo. Y fue así, sin una sola palabra más, que Roland se unió a una de las manadas nómadas y partió en busca de nuevos senderos.

Por varios meses Roland se sintió atraído con la idea de viajar con sus nuevos parias, visitó un par de ciudades de Centro América, de entre ellas la más prometedora fue México, donde conoció cainitas que compartían su misma fe y lo llamaron Cátaro. Luego, un poco más hacia el sur, Latinoamérica no le aportó nada a su tarea, lo que le hizo volver los pasos y encaminarse hacia el viejo continente. Había sido una tarea ardua, había dormido en alcantarillas, comido ratas para sobrevivir y se había empacado como comida enlatada para poder cruzar el océano… una experiencia por demás… alentadora.

Al final, había llegado a Barcelona, la segunda ciudad más poblada de España y una decisión segura si quería darse un buen “descanso”, y ya lejos, poder pensar claramente en las razones justas de por qué su Sire lo había “despachado”. “Visita al Obispo” –le dijo el Ductus de Manada antes de despedirse, “Su Nombre es Iliarte, Alberto Iliarte… seguro puede hospedarte en su ciudad.”

Y eso haría.

Llegado el momento, luego de varias horas perdidas en la ciudad, había encontrado la residencia del Obispo, la Iglesia del Sagrado Corazón, donde podría encontrar al Señor de Barcelona.

Sin dar ni un solo rodeo, se acercó al lugar y llamo a la puerta.

Despues de más de 2 horas desde que comenzaste a caminar pudiste llegar a la plaza donde se encontraba la Iglesia del Sagrado Corazón, en lo alto del monte Tibidabo.




Allí se mostraba majestuosa, algunos no le daban mayor importancia al emplazamiento viendolo como un monumento mas de la Barcelona moderna que se estaba instaurando, pero otro la veian como el faro de Barcelona, el lugar desde donde la luz o la oscuridad podria afectar a toda la ciudad.

No diste importancia al resto de emplazamientos que habia en la plaza y directamente acudiste a la iglesia, dos puertas enormes se mostraban ante ti y a ambos lados unas escaleras que subian por el lateral de la iglesia.

Nada mas te orientas hacia la entrada, puedes observar una sombra en el balcón, casi se siente el éxtasis emanando de aquella figura mientras posa su mirada al infinito de Barcelona.

Aparentemente en la puerta no obtuvo respuesta, el lugar estaba muy callado y quieto, pero las luces iluminaban muy bien todo lo que podía verse a los alrededores. Aquello le dio muy mala espina a Roland, aquel no era el mejor sitio para un refugio, era demasiado llamativo, algo fuera de lugar… para una ciudad que estaba en guerra por lo que había escuchado. Seguro el Señor de Barcelona debía ser insólito.

Gracias a la buena iluminación fue que Roland pudo ver aquella sombra en la altura, un guardián o una presa –alcanzó a preguntarse antes de decidirse a subir las escaleras-. Pero pronto se dio cuenta que había analizado mal la situación, una presa? En aquel lugar? Lo que lo hizo reflexionar y estar un poco más a la defensiva.

Agudizó el oído para escuchar el pulso del extraño ser. Nada, seguramente.

Debía tener cuidado? –se preguntó continuamente, pero sólo había una forma de saberlo.
Lentamente pero sin dejar de mirar al objetivo, Roland subió las escaleras hasta donde empezaba el corredor que daba a su acompañante.

Evidentemente no encuentras el pulso, ni respiración, nada... pero si un toc-toc de los dedos contra la baranda, a la tenue luz reducida por un aire denso y salado puede verse que la figura viste una túnica negra larga y una capucha que no deja ver nada.

Voltea mirando fijamente, un brillo leve dibuja un par de ojos, solo por un instante, un movimiento te invita a acercarse

Al menos era cariñoso, quería tenerlo un poco mas cerca. Roland generalmente era monocromático, usaba siempre un solo color y esta noche no era excepcion. Una chaqueta y pantalón negros lo vestían dejando a relucir su tez blanca en gran contraste. Por demás, sólo llevaba consigo una mochila que contenía todas sus cosas.

Al acercarse, el Dragón pudo sentir aquel escozor que emanaba del individuo. Sin lugar a dudas era un cainita insólito, seguramente un Ventrue o Lasombra por la llamativa presentación, o quizás un excéntrico Malkavian -pensó-.

Pero Roland también era un cainita insólito, a pesar de la atmósfera cargada que se sentía, una fría ráfaga de viento los golpeo como de la nada, traída por aquel Demonio seguramente ya que el ambiente había estado en calma hasta el momento. Era un frió como de laboratorio, pesado, y casi podía verse una tenue niebla a su alrededor.

Avanzó lentamente hasta llegar a la altura del señor, sus finos rasgos no daban tregua y era todo un movimiento armónico el que aquel cainita empleaba al moverse, casi sutil.

-Buenas noches –dijo al fin al llegar delante del hombre.

- Que buscas a estas horas hermano - La típica voz del clero, el hombre dejaba que la luz llegara a su cuerpo, pero no a su rostro, se pasó la mano por el mismo y dijo amablemente - Si no eres de la sagrada espada de Caín, encontraras la muerte definitiva esta noche - el tono era certero como si acostumbrara usar esas palabras... Un cainita bastante particular por cierto dice al mirar al Tzimisce

En otro “estado” y dadas las reglas básicas del territorio sabbat, aquella pregunta hubiera sobrado, un cainita dispara primero y pregunta después –pensó-, quizá en estas tierras eran así de amables para todo, lo que le produjo una sonrisa muy leve, mejor para èl.

-Busco a Alberto Iliarte, lo conoce? –las palabras del Tzimisce eran casi como sus movimientos, suaves pero descomplicados. Luego el tono, claramente francés, delataba en cierto grado su procedencia. Se detuvo justo a la altura del “hermano” y sin tratar de evitarlo dejo caer hacia delante una cadena con la cruz Sabbat como clara identificación.

-Supongo que debería estar en el lugar correcto –afirmo observando al cainita del lugar.

Que mejor prueba que esto hermano, el hombre se sentía orgulloso de la imagen, aunque su tono no demostraba confianza en el Dragón... Pues bien, quien es el que busca al Obispo, no esperaba que la respuesta fuera un simple nombre

¿Hermano? -se preguntó una nueva vez el Tzimisce, de los dos, el único que se había identificado era él. Por qué debería confiar? -concluyó. Era una nueva ciudad, con nuevas reglas, nuevos cainitas, nuevas presas…. Nuevamente aquel pensamiento le revelo una graciosa alternativa.

-Si fuera posible –lo miro directamente tratando de dilucidar su aspecto-, querría hablar con él directamente, sabe dónde puedo encontrarlo?

Guardó silencio un momento... El que llega se presenta señor, te señala con el dedo en medio de los ojos, alcanzas a ver que su rostro posee apéndices y protuberancias, el tono de su piel blanco dejando entrever sus ojos completamente enrojecidos hasta consumir sus pupilas, un monstruo que escapa a la voluntad del creador...

Sin embargo no logra intimidarte, estas acostumbrado a esas deformaciones

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Nota del jugadro: jejeje....

Aquel rostro era cuando menos denigrante, la expresión del Dragón no cambio en nada, esa suavidad y matiz con las que se había presentado se mantenían y aún más, con aquella insignificante demostración pudo sentirse incluso relajado. Hasta aquel momento todo había parecido bastante sencillo, sólo habían compartido un par de palabras y no había necedades. Hasta el momento.

Pero el Dragòn no es temido por su arrogancia, el Dragòn es temido por su solo nombre y no tiene que destrozar todo un poblado para demostrarlo, a menos claro, que desee hacerlo. Pero este no era ese momento…

A continuación dijo en el mismo tono claro:

-Mi nombre Señor, es Roland. Y estoy buscando como ya dije y usted aclara, al Obispo Iliarte –le preguntó nuevamente-, sabe donde puedo encontrarlo?

Percepción + Alerta = 3 diF ??

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Escuchas pasos a tus espaldas, pero claramente no te sientes amezanado, al ubicarte puedes ver un sujeto con la misma vestimenta, caso curioso, parece un clon, puedes notar que no tiene sombra a pesar de la infinidad de luces que se cruzan en el baluarte...

El primer sujeto guarda silencio mientras mira llegar a su compañero.

Yo soy el Obispo Iliarte dice una voz grave y sin sentimientos, Hermano Mahnamara, quédese por favor esta charla va a ser muy interesante El Obispo se acercó al balcón mirando a Barcelona - Es hermosa mi ciudad, no le parece, Roland - se quedó inmovil en el sitio - Lo escuchamos - Al final, permitió que las luces inundaran el sitio, podían verse los rostros de todos, excepto el suyo que seguía parcialmente oculto bajo la capucha.

Un Lasombra... claro -pensó ipso facto-. Siempre le habían parecido interesantes los guardianes; si ellos eran el cuerpo del Sabbat, nosotros éramos el alma...

Roland atrevidamente se quedo entre los dos “cainitas”, no había qué temer según parecía. Al final se limitó a observar al recién llegado diciendo:

- Buenas Lunas…

Luego de la corta introducción del Obispo, Roland pudo cumplir su cometido de la noche, conocer al Señor de Barcelona. Se lo quedo mirando no como quien observa una rareza, sino por el contrario, como alguien a quien debía conocer personalmente, alguien importante.

-Lamentablemente no he podido recorrerla cuanto como quisiera, pero cierto es que desde aquí, puede notarse una grandeza poco común –dijo fijando la mirada por un corto periodo sobre la ciudad-. Pero permita presentarme como es debido Alto Padre, Mi nombre es Roland Barker, Tzimisce.

Había sido lo más escueto que podía, no quería generar ninguna otra impresión de momento, contrario a lo que había hecho el “nosferatu”.

-Vengo hasta usted esta noche –prosiguió sin dejar mucho espacio entre su presentación y las nuevas palabras-, para pedir el debido permiso de residencia en su ciudad, Señor De Barcelona.

Que si bien, no era de por si un Arzobispo, aquel hombre era quien tenia el mando de la ciudad.

-Me encuentro en un viaje de erudición y querría servirle de luz a todos los que pudieran necesitarla, mis favores, están a su disposición.

El Tzimisce habló antes del Obispo, Mi nombre señor, como ya habrá escuchado - se descubrió el rostro - Mahnamara, Tzimisce - Su rostro dibujaba algo similar a un gesto amistoso pero en medio del inefable rostro parecía un quejido, el cabello era piel, literalmente uno por uno de sus cabellos eran de piel y se recogían solos, como moviéndose a voluntad.
Ahorrese los títulos y los "Alto padre", en Barcelona todos somos hermanos... hijos de Caín y portadores de la espada sus labios no se movían mientras salían las palabras.
De donde viene Roland?

Fdj: Creo que no terminé de entender, todo lo dijo Mahnamara... no?

Roland pasó la vista al interlocutor, le había agradado sobre manera la nueva presentación del tipo, sin lugar a duda, la segunda tarea que tenía prevista al llegar a la ciudad, era conocer a sus hermanos de clan.

-De Latinoamérica -respondió-, me encontraba viajando con una manada nómada, tratando de encontrar nuevos conocimientos del camino de la Catarsis -continuó con su introducción-, explorando -por un momento quiso decir experimentando... pero fue incluso un poco más afable-, conociendo los camino de la bestia.

- Por tal razòn, quisiera -nuevamente-, pedir su permiso para observar los caminos de la noche que siguen los hermanos de la espada en su ciudad -concluyó.

Off: Si, Mahnamara dice todo.

Y ha sido para bien esa peregrinación hermano Roland?

Escuchó atentamente la respuesta y luego dijo:

Que pasa en América?, hace unas noches llegó otro cainita de esas tierras, añadió - espero que nada malo, hace tiempo que no hablo con los de México seguro andaba pensando en la regencia, claro, si uso la palabra tiempo, de veras que debía ser mucho.

Tienes mi permiso, pero debo preguntarte algo... estas dispuesto a dar tu sangre por esta ciudad? miró a Mahnamara como poniendose de acuerdo, Estamos en guerra con la Camarilla, Roland. Podría el recién llegado pensar que siempre habría Yihad - Últimamente las cosas estan... interesantes - Fue la palabra que atinó a decir

Fdj: Supongo que aqui hablan los dos cainitas, voy a interpretar de esa forma pero si no, creo que igual cuadra. Jeje, o sea, no hay problem y la aclaraciòn sobra XD.

-Sin lugar a duda –replico Roland a la pregunta-, en estos tiempos de oscuridad la fuerza de nuestra espada-refiriendose al Sabbat claro-, se hace más deslumbrante.
Luego pasò a reflexionar las palabras dichas. Sobre América Roland tampoco sabía mucho, así que se mantuvo en silencio por varios segundos mientras lo pensaba.

-Las habladurías no son mi fuerte Obispo, seguro habrá muchos que tengan real información de este aspecto.

Y por último el tema en cuestión.

-Agradezco su hospitalidad, de ninguna forma podría imaginar estar en una ciudad donde los hermanos no se apoyaran, el Sabbat es mi razón de ser… –agregó un tanto disipado por la pregunta del señor-.

-Así que, cuál es la situación?

Termino preguntando.

El Obispo se quedó reflexivo...

Eso lo hablaremos a su tiempo hermano intervino Mahnamara, refiriendose a la situación actual de Barcelona...
Supongo entonces, que no querrá usted ser asignado a una manada, si es que ya anda en una, me refiero claro a la manada nómada que ha mencionado, que ha pasado con eso? Notaste que el hombre tiene 6 dedos en la mano izquierda, todas las uñas de diferente color... sin duda uno de los moldeacarnes mas curiosos o extravagantes.

Parecía serio dada la expresión del Obispo, yo en su lugar, habría aprovechado la oportunidad para alabar mi posición. Iliarte parecía tenso.

Roland no se inmutó, ya tendría tiempo de ensalzarse de la situación del Sabbat en Barcelona y de ver sus posibilidades…

-Supongo que nos hemos separado de momento, su viaje iba encaminado un poco más al Norte. Yo quería por otra parte aprovechar el paso por el viejo continente, siempre teniendo como primera pauta el objetivo Sabbat, claro.

Entonces pensó el ofrecimiento de pertenecer a una manada…

-Debería pertenecer a una, es sólo en la unidad de la manada que somos fuertes contra nuestros enemigos, pero de ser posible de momento le seria más útil al Sabbat como guía moral, como representante espiritual. Llegado el momento, seguro que formaría parte de una manada…

- Pues ese es mi trabajo en Barcelona - Dice Mahnamara con tono suspicaz, luego mira al Obispo como esperando que se pronuncie, se escuchan las puertas del templo abriéndose, alguien se acerca.

Las palabras de Mahnamara habían tenido un cierto grado de displicencia, pero era una oportunidad como ninguna. Roland atino a proseguir antes de que el Obispo se pronunciara…

-Seria para mí un honor servir como estudiante en tan magnánima tarea hermano Mahnamara, si está usted de acuerdo claro.

Algo dentro del vampyr alcanzó a imaginárselo, era una gran oportunidad de aprender y cumplir la tarea asignada por su Sire antes de salir…