Antiguos recuerdos

Al fin eh llegado a la cuidad de Barcelona, el viaje en bus fue largo y tedioso, sin duda hubiese sido más simple viajar en avión, pero no quiero tentar a mi suerte y poner mi nuevo nombre en una lista de pasajeros.
Desde el terminar de buses recorro con la vista las calles de aquella cuidad... habia olvidado aquel salado aire marino que esta siempre presente en la cuidad, huele a calma y peligro.
Cargo un nuevo nombre conmigo, pero el mismo rostro y la misma sangre, creo que no existe cuidad más peligrosa para mi en el mundo entero que esta...
Detengo un taxi en la calle, el primero que se cruce en mi camino.
- A la iglesia del sagrado corazón por favor - le digo en tono neutro mientras me acomodo en la asiento trasero, se donde debo, solo resta averiguar que encontrare allí...

Señor, a esta hora de la noche el acceso esta cerrado, puedo dejarlo en la base de la montaña pero deberá ir a pie - El hombre se queda mirándote como esperando tu consentimiento, es un señor de unos cincuenta y tantos, de piel gastada y algo morena tal vez del inclemente sol en el día a día de su profesión. pone una música de José José en bajo volumen y el auto tiene un leve olor a gasolina, parece llevar bastante trabajando en este día.

le dedico una amable sonrisa por el retrovisor y asiento con la cabeza, dándole al entender que el acceso estará bien.
- Parece que mi destino esta irremediablemente unido a esta cuidad, me pregunto si encontrare mi muerte definitiva en estas calles en guerra.
Mientras el auto permanece en movimiento, dejo que mi mirada se pierda en las calles de Barcelona mientras mi mente camina por las mismas calles, perdida en los recuerdos.

El hombre se sobresalta al no ver tu rostro en el retrovisor, mira de nuevo y al verificar que estas allí solo atina a tomar lo que todos buscan en momentos de terror, coje un cricifijo que lleva cargado - Dios mio, que esta pasando - su voz evoca miedo

El sujeto se ah sobresaltado, probablemente me miro por el retrovisor, maldicion...
- Caballero, ¿podría darse algo de prisa?, estoy ligeramente atrasado - digo en tono casual mientras me muevo en el asiento hasta quedar junto a la puerta, de forma que no quede localizable por el espejo.

El hombre traga en seco y cierra los ojos por un segundo, esta empezando a asustarse, es de noche y ha trabajado todo el día... respira un poco e inicia la marcha...

Los recuerdo llegan a tu mente distorsionados, la ciudad no es la misma de antes, ese aroma cálido y salado del mediterráneo que recorría la urbe creciente de los sesentas, ahora se ha convertido en una mezcla de ruidos y luces extravagantes en una metrópolis enorme...

El hombre no habla una sola palabra pero lleva un murmullo en su boca que empieza a ser bastante molesto, alcanzas a identificar una que otra frase... el hombre reza encomendado a su Dios o a la virgen pero no se atreve a acomodar el retrovisor para mirar por el espejo.

Tras llegar al sitio, un silencio absoluto, inmundo o reconfortante según el punto de vista recorre la vía de acceso hacia la cima... el lector marca 15 euros.

El hombre respira profundo de nuevo y se gira para recibir su pago.

Paso la primera mitad del viaje mirando por la ventanilla del taxi, perdido en algunos polvosos recuerdos. Luego de eso, dirijo mi mirada al conductor, aquel hombre reza asustado por lo que bien pudo ser un error al mirar, su primera reacción fue crucificarse. Su debilidad es evidente, asustado y supersticioso, me recuerda a los aldeanos de mi tierra.
El taxi ah llegado a su destino, observo fugazmente la colina donde se encuentra aquella antigua iglesia. Al pagar, extiendo mi mano y dejo el dinero en el asiento del conductor, con cuidado de no tocar su mano para que no note el frió de mi piel.
- Muy buenas noches caballero, y que dios le bendiga - digo imitando el tono sumiso y susurrado propio de los campesino ignorantes, al bajarme, demoro un segundo más del que debería, para echar un ultimo vistazo a la reacción que tuvo el hombre a mis ultimas palabras...

Amén - El hombre definitivamente estaba viendo un fantasma, esto si que sería una historia increible para sus amigos y familia... lo tomarían por loco y supersticioso o simplemente por un hombre viejo y cansado, no quiso involucrarse de más y tras quedarse mirando unos segundos como esperando el milagro del ser sobrenatural, simplemente inició la marcha, nunca olvidaría el sujeto.
Hay estaba el monte y en la cima en templo expiatorio del sagrado corazón, foco sempiterno de la ciudad de Barcelona alumbrado como anunciando su imponente estructura...

Despues de más de 2 horas desde que comenzaste a caminar pudiste llegar a la plaza donde se encontraba la Iglesia en lo alto del monte Tibidabo.



Allí se mostraba majestuosa, algunos no le daban mayor importancia al emplazamiento viendolo como un monumento mas de la Barcelona moderna que se estaba instaurando, pero otro la veian como el faro de Barcelona, el lugar desde donde la luz o la oscuridad podria afectar a toda la ciudad.

No diste importancia al resto de emplazamientos que habia en la plaza y directamente acudiste a la iglesia, dos puestas enormes se mostraban ante ti y a ambos lados unas escaleras que subian por el lateral de la iglesia.

Era hora de hacer saber al Obispo que habias llegado.

Observo la iglesia durante algunos instantes, la ultima vez que vi esa imponente construcción apenas estaba termina, recuerdo haber visto a don Josep Maria Sagnier i Vidal, hijo del gestor de aquel monumental proyecto, durante la ceremonia en que el papa Juan XXIII le daba el glorioso titulo de Basilica menor. En aquella época no contaba con la actual iluminación, pero salvo por eso, es casi igual a como la recuerdo.
Camino a pasos cortos y tranquilos hasta la puerta de entrada, estiro mi traje para asegurarme de no conservar ninguna arruga, y golpe 3 veces, esperando respuesta.

Un hombre de mediana edad aparece de inmediato como si se tratara del guardián de la puerta, justo hacer el tercer toque la puerta se abre un poco, el sujeto viste una sotana blanca como del estilo de un acólito, con un gran crucifijo al cuello. - Muy buenas noches señor - la voz es algo gruesa - Puedo ayudarle en algo - la puerta entreabierta no deja ver muy bien el interior del templo

- Muy buenas noches caballero, vengo desde muy lejos con la intención de ver al Obispo de esta basílica, ¿se encuentra el disponible? - Cambio ligeramente mi tono de voz, en lugar del tono sumiso que use con aquel taxista, esta vez mi tono es formal, casi ceremonial.

EL hombre te mira de arriba a abajo, tiene idea de lo que eres, nadie busca a un Obispo en medio de la noche, sin embargo solo atina a hacer un comentario tonto pero necesario y confirmativo - Señor, el Obispo Felipe da la primera misa a las ocho de la mañana - se queda como esperando la respuesta

No es dificil adivinar que su pregunta no espera una respuesta convencional, por su aptitud puedo entender que espera algun tipo de confirmacion.
- No es a felipe a quien busco, estoy seguro que el Obispo al cual me refiero esta completamente despierto a estas horas - mientras digo estas palabras, analizo con atencion el rostro del sujeto, estoy seguro de que sabía a que venia yo, me pregunto si sira un Ghoul o no...

El hombre deja espacio para tu ingreso - Cual es su nombre señor? - y te invita a pasar... se dirige de inmediato a la sacristía evitando darte la espalda, al llegar puede verse un par de muebles y una mesa de la mejor madera, amplia y gruesa con un hermoso cáliz y una daga decorada en el centro de la misma, pueden verse también unas escaleras que descienden y un paso directo a la parte trasera del altar.

- Muchas gracias - acompaño mis palabras con un movimiento con la cabeza al tiempo que paso por la puerta.
Me tomo algunos instantes en recorrer la estancia, admirando cada detalle que pueda divisar. Mi atención se ve atrapada por aquella daga junto al cáliz, parece que aquí se ah realizado un Esbat hace no demasiado tiempo.
- Mi nombre es Anibal, y eh venido con la única intención de presentar mis respetos ante vuestro Obispo... - Mis ojos vuelven a recorrer el rostro e aquel sujeto, su apariencia es corriente, casi mundana, pero no mostró ningún signo de sorpresa ante mi naturaleza, debe llevar ya algunos años al servicio de aquel que vengo a ver. El obispo debe ser un hombre astuto para elegir a tan corriente persona para el cuidado de su refugio, astuto y paranoico...

Al interior, el templo mantiene un aire enigmático, sin embargo esta bastante iluminado para ser el refugio de un Lasombra, cosa curiosa



Anibal, dígame, cual es su clan?, iré a buscar al Obispo para usted... definitivamente el hombre estaba enterado de los asuntos de la noche, nunca fue desconfiado... extraño esto también, dejar entrar a un cainita sin verificar su identidad.

Las palabras de aquel sujeto confirman lo que yo pensaba, el sujeto esta al tanto de nosotros. Mi mirada se posa en el más que en el altar mismo, intrigado por su confianza y despreocupacion.
Sin responderle nada, giro mi mirada hacia el altar y recorro toda la estancia rapidamente, me pregunto cuando otros cainitas viviran aqui, seguramente no es el refugio del Obispo, sino el refugio comunal de toda la manada a la que el pertenece, debe haber más de un poderoso cainita en el lugar, es la explicacion más razonable al exceso de confienza respecto a la seguridad.
- Mi clan es el Lasombra caballero - digo como respuesta a su pregunta, esperando que se aleje para buscar al Obispo, sin perder un detalle de su exprecion al mencionar mi clan


SISTEMA: tiro percepcion + empatia para notar su reacción ante mi clan.

El miembro 'Anibal' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

'd10' :

Resultados :

Extrañamente estas perdido en la estancia, como si un aire frío y denso que recorre la misma te embelesara, como si estuviera bendita o maldita, algo te hace perder por un instante, oyes la voz del sujeto, pero el mensaje no llega a tu mente... definitivamente te perdiste en tus recuerdos.

Al final, te incorporas y vuelves en sí cuando el hombre te truena los dedos en el rostro... un tipo de sotana oscura y capucha que no deja ver su rostro se encuentra parado y frente a cientos de veladoras que los feligreses llevan a la imagen del sagrado corazón jurando devoción y entrega, el hombre esta de espaldas.

Señor - Te dice el acólito mientras señala al Obispo.

Vuelvo en mi no sin poco sobresalto. El acólito ya regreso, y vino acompañado, mi mirada se fija en aquel encapuchado, demoro unos segundos más en ubicarme y recordar ah que eh ido a aquella catedral. Ese hombre debe ser el Obispo.
- Su excelencia - digo mientras mantengo mi mirada fija en el sujeto - Mi nombre es Anibal, eh venido a presentarme ante usted...

El hombre sigue frente al fuego, como tentando a la bestia, sin inmutarse.

Anibal recobra la razón y puede ver como el sitio tan iluminado que recorrió al ingresar se bañó de sombras que le daban un matiz oscuro y casi monocromático.

Anibal del clan Lasombra, se me ha informado de tu llegada - La voz del Obispo era fría y sin emociones - Que te trae a mi ciudad - dicho esto volteó hacia el recién llegado y lo miró de arriba a abajo, sin que este último se diera cuenta, de hecho era como una voz sin rostro porque las sombras estáticas en su rostro evitaban que cualquier gesto o expresión saltaran a la vista.

A mi llegada, no sabia demasiado del obispo de la cuidad, ni siquiera su clan, la verdad es que no tuve la oportunidad de aprender mucho del Barcelona actual antes de venir. Oberso con un cuidado quirurgico al cainita que tengo frente a mi, intentando leer todo lo que pueda desprenderse de su presencia. Es un hombre sobervio, no me cabe duda por el refugio que eligió, ademas del hecho de la falta de seguridad, debe confiar mucho en su propio poder y el de sus compañeros de manada, su atuendo me habla de alguien que no confía en sus subalternos, disfrutando del poder que le da mirar a los ojos sin dejar que le miren a el. Seguramente temiendo por su poder, puedo deducir también que es alguien hambriento de poder, su temor seguramente esta basado en no perder lo que ah logrado acumular.
Tras algunos instantes de analisis, respondo a su pregunta en un tono neutro, que no sugiera sumision ni prepotencia por su cargo.
- Me trae la guerra, eh venido aqui a servir a la espada de cain para ganar esta cuidad para la secta - digo mientras me pregunto si aquel hombre querrá la cuidad para la secta o para si mismo...

De donde viene hermano Anibal... la voz seguia inmutable, caminó un poco hacia ti y con un gesto te ofrecío sentarte, luego de lo cual se sentó frente a ti...
Y como se enteró de la guerra? el Obispo empezaba a inspeccionar al cainita, no podía simplemente aceptarlo en su ciudad así como así.

Mi semblante se mantiene firme, sin demostrar ninguna exprecion, yo no nesesitaba una capucha que ocultara mi rostro para no demostrar emociones, llevaba decadas sin sentirlas, era como se me había enseñado desde el abrazo.

- La guerra en esta cuidad es comentada, su excelencia, en el exterior se oyen cosas, vuestra cuidad es ya conocida por la gran cantidad de cainitas que la habita, eso sin mencionar las rupturas a la charada que la camarilla gusta llamar mascarada. Sin ir más lejos, hace solo unas noches, aparecio un cainita en las noticias, ¿me equivoco?

Tiene mucha razón, su rostro empezaba a hacerse mas visible poco a poco, sin dar noción de la sobrenaturalidad del suceso - Pero no respondió mi primera pregunta, de donde viene?...y que ha hecho por la secta? - Ahora agregaba una pregunta más, el Lasombra buscaba información