Antiguos recuerdos

Observo el rostro del Obispo algunos instantes, por lo general, en situación de guerra, el Sabbat esta feliz de recibir nuevos integrantes, su suspicacia nuevamente me hablada de una persona desconfiada y paranoica, dispuesta a todo por mantener su poder.
- Vengo llegando desde Italia mi señor, hasta esas tierras han llegado las voces sobre vuestra cuidad - cambio muy ligeramente el tono, haciéndolo un poco más servicial, frases que no había dicho hasta ahora como "vuestra cuidad" al referirme a Barcelona o "mi señor" al referirme a su persona, comienzan a aparecer - Por nuestra secta eh dedicado mi no vida, vivo para servir a la secta y a usted y eh venido a ponerme a su disposición - bajo ligeramente la cabeza, en señal de respeto.

Las sombras descubren un rostro blanco como porcelana, no pueden verse aún sus ojos, ni muy definidas las facciones de su rostro... Ambos cainitas tomaron asiento tras un gesto del señor del templo del sagrado corazón. - Se te ha encomendado venir o es una decisión tuya - dice en tono neutro, aunque era evidentemente una pregunta... - Que sabes de la guerra en Barcelona? - quería saber por donde empezar a darle indicaciones.

Una vez sentado frente al Obispo, me retiro el sombrero de la cabeza y lo dejo sobre mis piernas.
- Eh sido encomendado a venir mi señor, pero no por eso estoy disgustado por estar aquí ante su presencia. De la guerra se poco, mi señor, solo que las cosas están algo difíciles para nuestra secta...por supuesto, eso es solo temporal - agrego tras pensarlo algunos instante.

Por supuesto que es temporal - respondió al cainita

Cual es tu fuerte Anibal... cual es tu mejor arma contra los perros de la Camarilla - El Obispo imponía odio al referirse a esa secta.

Tras escuchar la respuesta, se incorporó en la silla y miró de nuevo al recién llegado...
Verás Anibal, antes que nada, somos hermanos... no estás a mi disposición, sino a la disposición de todo el Sabbat, pero debes saber que nuestra fuerza es la unión y ese es mi trabajo, mantener la unión, por eso debo decirte de una vez que cualquier ataque debe ser consultado conmigo como representante de todos en esta ciudad seguramente recordaba el asunto de los cainitas caídos en el cuervo digital.

Seguro habrás escuchado de la cantidad de cainitas de Barcelona, se dice que el número es muy alto - sus palabras eran como si ese dato no le importara - Deberás saber que puedes andar tranquilo en este distrito y en el de Grácia... esos son de nuestra secta... por supuesto, eso es solo temporal - terminaba la frase como Anibal

Sigo al Obispo con la mirada vacia, mi rostro no expresaba exprecion alguna al responder a su pregunta.
- Mi fuerte es la estrategia señor, el conocimiento y la etrategia. No se preocupe si lo que teme es un ataque impulsivo de mi parte, pues no soy de los que se deja llevar por emociones humanas, la bestia en mi no tiene espacio para actuar - dice eso con total seguridad.

El resto de su discurso lo sigo con atencio, al terminalo, le imito incorporandome en la silla
- Nuestra secta puede ser inferior en numero, pero somos superiores en poder, pues comprendemos nuestra verdadera naturaleza, le doy mi palabra de no actuar fuera de sus ordenes y con los ideales de nuestra secta siempre por delante - observo su reacción a mis palabras, sabiendo que eh dicho justamente lo que el quería oir de mi.

A pesar de no mostrar ninguna emoción, el Lasombra se sentía complacido con las palabras de Anibal...

Pues bien, tienes entonces permiso para permanecer y cazar en los dominios del Sabbat - Hablaba con soltura - No te asignaré aún a una manada, sin embargo, te espero a primera hora del anochecer (dia 8), allí te indicaré tu posición, conocerás los ductus y sacerdotes, conocerás a tus hermanos - El Obispo parecía estar planeando una gran reunión. - La espada de Caín caerá fuerte en esta ciudad - Quizá planeaba mas que una simple reunión.

Asiento con aire ceremonial ante sus palabras, y por primera vez en la noche despejo mi mirada de sus ojos y hago una pequeña reverencia.
- os lo agradezco profundamente - luego de estas palabras, permanesco en silencio, esperando su autorización para retirarme.

El Obispo se para y te despide con un gesto, no quiere alargar más la conversación, el día esta a punto de llegar.

El hombre que te recibió de acompaña de nuevo a la salida.

Una despedida un tanto tosca la veredad.
Me levanto de mi silla una vez que el Obispo ya ah salido del lugar, mirando algunos instantes la puerta por la que se perdio. Camino a paso lento hacia la puerta y me detengo en ella para hablar con el acolito.
- Disculpe, ¿existe algún refugio comunitario en esta cuidad? - Estoy consciente de que eh llegado recién a la cuidad, y no dispongo de refugio alguno.

Al parecer el Obispo o alguien en el sagrado corazòn había pensado en eso, el hombre tenìa una llave... El refugio de Santa Eulalia, señor - dice mientras muestra la pieza de metal.

Sujeto la llave, mientras vuelvo a observar en la direccion que el Obispo se fue
- Se lo agradezco mucho -digo mientras guardo la llave en mi bolsillo, me quito el sombrero para hacer una pequeña reverencia.
- ¿El refugio esta muy lejos de aqui? - pregunto antes de salir.

Llegará a tiempo señor, el Obispo es calculador, se lo aseguro - El hombre empezò a ajustar la puerta...

Asiento con la cabeza y me retiro del lugar, las ultimas palabras que quedan dando vueltas en mi cabeza tras la entrevista son "el obispo es calculador"... Interesante afirmación...

Fin de la presentación