Día 9 [03:30] [¿Alguien se atreve? - Aeropuerto y cercanías] Isaac - poqe (cerrado)

Daniel sostuvo la mirada del extraño.

- Yo soy el que lleva la furgoneta, y son las únicas cuatro ruedas que hay por aquí cerca - no le gustaba este tipo, nada de nada, hacía que se le erizara el vello de la nuca, y eso no era buena señal -. De todas formas, no quiero problemas contigo, así que si te he ofendido, vayan por delante mis disculpas. Cambiaré la pregunta a otra más... convencional. Me llamo Daniel, soy de Barcelona ¿puedo preguntarte cómo te llamas y de dónde eres? ¿Francés?

Desvió un segundo la mirada hacia el joven asustadizo. Parecía... drogado, o algo así. "Un flipado y un espectro ¡Mi noche de suerte!"

- ¿Y tú, joven? ¿Cuál es tu nombre? ¿De dónde eres?

-Todos somos diferentes de alguna forma -acoto el Dragòn, seguramente refiriendose a las màs notorias particularidades de todas las personas.

Activo Auspex para sentir los latidos de los presentes...

-Sì - señalo ante la nueva pregunta de Daniel-, pero no de la Francia que conoces -agregò-. El mio es Roland.

Solo late un corazón... a mil por hora, ese mismo cuerpo jadea y resopla mientras se aleja, se trata del cachorro.

La bruma recorre las lámparas del coche, la oscuridad es agradable en ese sitio solitario, cercano a la ciudad y a la costa, es como el límite del cemento y la playa.

El Dragón puede percibir el rugir de otro motor a lo lejos, viniendo desde el aeropuerto.

La mirada de Roland se separo de los interlocutores, en dirección al aeropuerto y dijo:

-Parece que tus ruedas no son las únicas... Daniel

Luego la mirada del Dragón se fijo un poco más en aquel cachorro, de haber un poco más de tiempo...

Daniel enarcó una ceja. Aunque espeluznante, el extraño parecía pacífico, incluso amable.

- No de la misma Francia que conozco... ¿es un acertijo o algo así? Una amiga mía me contó que hay muchas cosas en este mundo. Hadas, licántropos, cambiantes, vampiros... a lo mejor eso tiene que ver con la respuesta - Daniel sonrió-. De todas formas te reitero mis disculpas, hay que juzgar a la gente por lo que hace, no por lo que es, y yo debería saber eso mejor que nadie.

Siguió la mirada del hombre de cabello blanco.

- ¿Otro vehículo? Buen oído, amigo... muy bueno.

La noche se iba poniendo cada vez más pesada, un aire gélido atravesó al Dragón como vaticinando malos augurios, era aquella ráfaga que ya el chico había experimentado pero que para el Tzimisce era... cuasi natural. Ya nada era normal entre los presentes, y tampoco los había visto en las reuniones... pero no quería volver este encuentro una diferencia de sectas -pensó-, lo mejor era separar nuevamente los rumbos, advirtió para sí mismo.

- Buenos señores -dijo con una sonrisa afable mientras parecía alejarse del vehiculo-, fue casi un placer haber cruzado palabra con los primos. Quizá en otra ocasión...

Levantó un mano en gesto de saludo antes de disponerse a caminar nuevamente.

- Adiós, amigo. Fue casi un placer conocerte.


Daniel puso los ojos en blanco cuando el fantasma se dio la vuelta. Un tipo encantador, desde luego. Ahora él también escuchaba claramente en sonido del coche. No deseaba que atropellara a esa cosa rara. De verdad. De la buena.

Dirigió su mirada hacia el joven con pinta de irse de fiesta con Kate Moss.

Por un momento, los sentidos de los cainitas se paralizaron, solo por un instante mínimo, alguien sale de una esquina, algo que no tenían previsto, ni siquiera el Tzimisce con su sentidos aguzados, no tuvieron tiempo de nada... particularmente el Caitiff que no vió venir lo que sentía en su pecho... parecía caer en cámara lenta, esto fue una particular sensación de peligro en el pecho de cada cainita.

---
Del otro lado, el cazador armó con velocidad su arma letal, estaban listos y prestos a lo que venían a la ciudad de Barcelona... y este trío era su primer objetivo.

El hombre sacó su flecha después de besar su crucifijo - Dios mio... - delicadamente la posó sobre la cuerda - Tu señor eres mi pastor... - tiró con técnica fina - eres mi guía y mi camino... - cerró un ojo y ubicó el otro en el corazón que le indicó su compañera - dame la fuerza Dios, para acabar con los demonios - estaba listo - dame la fuerza para limpiar tu reino - la flecha de roble puro viajó rapidamente silbando y cortando el viento sin cambiar su rumbo... alcanzando su destino

Daniel y Roland solo vieron caer a Iquanak, inmovil, estacado con la mas fina precisión... acto seguido, el hombre se llevó la mano al cinto como buscando una flecha más y a sus espaldas apareció un hombre de largo gabán con la mano es su boca y un cigarrillo, en la otra, un mechero que enciende y apaga, además de una mujer, bastante hermosa, arreglándose el cabello rubio.

Daniel maldijo sonoramente. Esos hijos de... ¡habían matado al chaval delante mismo de sus narices!

Muy bien. Ese no era el Dios en el que creía su madre, con su fe sencilla y amable. Éste era otro, el vengativo del cabrito del sacristán, que tenía la mano suelta con los monaguillos. Y no sólo para dar hostias.

Daniel aceleró y dirigió las dos toneladas de hierro de su furgoneta hacia el trío. Todavía no había oído hablar de un virote de ballesta que atravesara un cristal de coche con la suficiente fuerza para clavarse en alguien, pero por si las moscas, agachó la cabeza y se protegió tras el enorme volante mientras gritaba con fuerza y hacía sonar el claxón para tratar de desconcentrar a sus enemigos. A ver si tenían presencia de ánimo ante una furgoneta que con los faros encendidos que avanzaba rugiendo contra ellos.

Todo había ocurrido demasiado rápido, las últimas palabras de Daniel aún estaban sonando y recorrían el espacio lleno de aire cuando aquel fulgor lo atravesó (al espacio lleno de aire, no a mi...) dispersando las ondas del sonido. Pero aquel instantáneo viaje de la flecha sólo fue detenido por el caitiff, atravesado como una manzana.
Como por acto reflejo el Tzimisce giro la cabeza rápidamente, pero el movimiento pudo sentirse como en cámara lenta mientras veía al vástago caer, qué demonios era? -la pregunta más simple...

Luego se giro nuevamente pero esta vez en dirección a los atacantes y a la rápida reacción de Daniel, qué hacia?-se preguntó el Tzimisce-, no era hora de locuras, no era hora de luchar en una batalla claramente desventajosa.

Entonces recorrió con cuidado la distancia que lo separaba del caitiff para ver si aún podía salvarse...

Roland no estaba muy dispuesto a enfrentar aquel grupo, observó nuevamente el auto y grito:

-¡DANIEL!!. - Y le hizo una señal para que los recogiera mientras él se llevaba al caitiff tratando de resguardarse tras la estela del vehiculo, evitando un nuevo contacto con las flechas del arquero.

OFF.- No, no, GRACIAS por el esquema. En una situación así es muy importante saber dónde estamos y qué hay alrededor. Si no te importa, acoplo un poco mi reacción en función de lo que veo.

La primera intención de Daniel fue lanzarse contra los Cazadores. Diana, su sire, le había explicado que la Inquisición, uno de los grupos de cazadores más importantes, tenía un centro de adiestramiento en los Pirineos. Los vampiros de Rufus intentaban mantenerlos vigilados y ocultarse de ellos, lo que daba buena medida de hasta qué punto los consideraban peligrosos. No era momento de heroicidades, pues. Además, su maniobra había cumplido varios propósitos. Al ocultarse tras el muro, habían perdido la iniciativa, y eso les daría los preciosos momentos que necesitaban para salvarse.

Daniel frenó, pues. La furgoneta se bamboleó, pero los frenos respondieron. Afortunadamente, no era precisamente un bólido, así que no había cogido mucha velocidad. Intentó parar a la altura del francés y del joven herido, protegiéndoles con la masa de la propia furgoneta de los flechazos y disparos.

- ¡Roland! ¡Por la puerta lateral! ¡Corre!- con un rápido gesto, alargó el brazo y quitó el seguro de la puerta de carga. El equipaje de la camarera no abultaba tanto como para que no cupiera el cuerpo del chaval.

Luego volvió a su posición de alerta, agazapado tras el volante, mientras le daba gas sin moverse del sitio, esperando mantener a los cazadores escondidos todo el tiempo posible tras el muro. Esperaba que el franchute tuviera fuerza suficiente para subir al chico a la parte de atrás.

Por unos pocos segundos Roland había sentido la adrenalina del momento, la idea de que Daniel simplemente podría largarse y dejarlos ahí tirados le paso por la cabeza, pero quizá por esta vez podríamos volver al conocido refrán "el enemigo de mi enemigo..." Por aquel momento él mismo tuvo la impresión de estar haciendo lo que no le importaba, pero si aquellos eran lo que parecían, no había otra manera simple de evitarlos.

Roland se apresuró, era un tipo alto de complexión fuerte y que sin demasiado esfuerzo recogió al caitiff y lo llevó hasta la camioneta siempre protegiéndose tras su abultada carrocería. Luego él mismo subió al vehiculo.

-Demonios, quiénes son esos? Los conoces? -dijo todavía apresurado por el altercado.

- Cazadores. Nunca me había encontrado cara a cara con ninguno, pero había oído hablar de ellos ¿por qué han atacado al chico? Ni tú ni yo somos humanos, pero... ¿o es que él también...?

Increíble. Tres vástagos por casualidad en la misma calle. Y de la nada, tres cazadores aparecían para mandarles definitivamente al otro mundo. Demasiado para él. Si Dios existía, tenía un muy perverso sentido del humor.

Puso marcha atrás y salió cagando leches.

OFF.- A ver qué hacen los santos varones y la señorita. Esto es lo que hago si no lo impiden. Marcha atrás hasta encontrar un sitio donde girar, y salir pitando.

Realmente era increíble, tres vástagos en la misma calle... por su parte los cazadores venían siguiendo la pista, para eso estaban hechos, para rastrear los demonios terrenales.

Mientras Daniel y Roland trataban confluir en el auto, los cazadores, que simplemente tenían sus espaldas contra la pared, se enteraron de las intenciones y en un fugaz movimiento, estaban al frente de batalla de nuevo.

Y no se hizo esperar lo necesario para detenerles.


----
Cazador del Arco
Flechazo a la llanta del coche.
Tirada 1: Destreza + Tiro con arco dif 8

Cazador de Fuego
Disparo a la otra llanta.
Tirada 2: Destreza + Arma de fuego dif 8

Off: Después de esto, si es necesario, se creará un tema en la zona de combate.

El miembro 'Ambrosio' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

#1 'd10' :

#1 Resultados :


--------------------------------

#2 'd10' :

#2 Resultados :

Off: Si sigo tirando así, nadie saldrá vivo....

Las llantas delanteras del coche se revientan casi al mismo tiempo, dejando a los cainitas en graves apuros.

¿Ahora que?

OFF.- Um... con qué disparan? Una rueda no se revienta así como así (y menos con una flecha), eso, en las películas, pero están diseñadas para desinflarse y no pegártela en carretera (he reventado una rueda a 130 km/h y no me he matado)... a lo mejor puedo tirar para atrás sólo con las llantas (la parte interior metálica de la rueda, lo he hecho alguna vez, mientras no gires... y luego te arrepientes porque el mecánico te lo cobra, y a base de bien, pero eso ahora no nos importa mucho, si ponemos algunos metros entre esos psicópatas y nosotros ) ¿Por cierto, a qué distancia están?

ON.- Daniel intentó hacer marcha atrás, sin ni siquiera mirar por el retrovisor. Esperaba que lo que quedaba de las ruedas le diera suficiente tracción para conseguir poner algunos metros entre esos locos y ellos.

Miró alrededor desesperado. Buscaba cualquier cosa. Callejones, árboles, lugares oscuros donde ocultarse y conseguir el beneficio de la oscuridad, su gran aliada. Su especialidad era emboscar, no ser emboscado.

PERCEPCIÓN + INVESTIGACIÓN

El miembro 'poqe' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

'd10' :

Resultados :

Era de imaginarse que un escape limpio de aquella situación no iba a ser sencillo, Roland nunca había tenido contacto con cazadores, y de la inquisición sólo conocía la sabbat, a las palabras de Daniel, el Tzimisce había quedado un tanto atónito. Sólo atino a decir:

-Siguen siendo humanos después de todo...

Eso le había dado una idea, como dicen, divide y vencerás...

- Habrá que mostrarles -agregó el Dragón mientras observaba a Daniel y sus consiguientes posibilidades-, creo que no hay tiempo para planear mejores estrategias, podemos dividirlos y enfrentarlos de a uno... tienes armas?

OFF.- Supongo que la conversación la tenemos mientras voy marcha atrás todo lo que pueda en línea recta (tú me dices cuánto puedo, Ambrosio).

Daniel estaba visiblemente nervioso. No compartía en absoluto la seguridad de Roland.

- ¡Eso de ahí no son humanos normales, amigo! ¡Cazan vampiros, lupinos y cualquier cosa que se encuentren!- Daniel miraba hacia atrás e intentaba desesperadamente mantener la furgoneta retrocediendo en línea recta- ¿Por qué te crees que van por ahí armados como si fueran sioux? Saben EXACTAMENTE como pararnos y matarnos. Y algunos tienen poderes que ni te imaginas.

Cuando la furgoneta se detuvo, Daniel susurró.

-Mi especialidad es el cuerpo a cuerpo. Soy un gangrel. Sí conseguimos dividirlos y tengo oscuridad y sitios para esconderme y sorprenderlos, tenemos una oportunidad ¿tienes un bosque a mano, amigo?

-Un bosque no es algo que se lleve precisamente a la mano o dentro del bolsillo -dijo Roland en un tono algo jocoso-, te sirve un parque? -agregó observando el pequeño paraje que había a la derecha.

-Pero igual tendrán que dividirse para seguirnos a los dos si también nosotros nos separamos, no es que tengamos muchas otras posibilidades. No crees?

OFF.- Esperemos a que Ambrosio describa el entorno para establecer una estrategia, no? Pero te puedo ir contestando ya.

ON.- Daniel fue hacia la parte trasera de la furgoneta, aprovechando el hueco entre los asientos delanteros. Iba con la cabeza agachada.

- Bajemos por la puerta trasera, Roland. La furgoneta nos servirá de parapeto hasta que lleguen a su altura- miró hacia el cuerpo del joven que yacía en la zona de carga- No sé que podemos hacer con éste. Nos retrasaría si nos lo llevamos, pero no me gusta dejarlo aquí.

Abrió la puerta trasera de un empellón. Había que darse prisa.

- Divide y vencerás, Roland. Sobre todo teniendo en cuenta que disponen de mucha más potencia de fuego que nosotros. Uno a uno creo que tenemos ventaja, pero si esos tres disparan a la vez sobre uno de nosotros, nuestro destino será el cenicero- se giró y le miró- Por cierto ¿tú qué eres? ¿qué sabes hacer?

Respecto a la tirada de Daniel: La pequeña zona verde es más como un separador de las calles que muy fácilmente podría sobrepasar el auto, la estatua es mas a modo de adorno que otra cosa, aunque le da un tono curioso a esta situación.

A esta hora de la noche parece no haber más automóviles, en la otra calle y el ruido que escucho el Tzimisce nunca terminó de acercarse, tal vez haya tomado otra ruta.



Los cainitas consiguen retroceder unos cuantos metros con gran dificultad mientras las llantas siguen bajando, la maniobra se hace difícil, pero el Gangrel logra encaminarse, aunque el coche casi se detiene contra el pavimento. Mientras tanto los cazadores parecen hacerse señas y hablar algo rápido entre ellos y rápidamente se disponen a moverse.

El Arquero corre a la mitad de la calle con una flecha en la mano y prepara su movida, mientras que el otro sujeto corre con más velocidad a la esquina del frente (al lado de la estatua), dejando caer la ceniza de su cigarro, finalmente se ubica en el otro lado y busca dentro de su gabán, con la mano que no tiene armada. La mujer se queda en su sitio, simplemente mira, aunque evidentemente trama algo, es de sospechar.

El Arquero apunta mientras se acerca en linea recta, no le vale que haya un parabrisas de por medio.