[Dia 1][Refugio Comunal] Conociendo la Manada [Ambrosio - Lucero - Ikaro]

Ambrosio toma el número telefónico que le brindó el Obispo Iliarte...

Recien era su primer día en la ciudad , los asuntos de la Secta no podían esperar ni un momento, su código personal era claro y estricto, primero lo primero.

Mientras repicaba, el Gangrel esperaba pacientemente

Zapquana susurró cuando el reloj marcó las doce

Cubunz yn chibques chimnynga * solía pensar cuando hablaba por teléfono.


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* Hablamos sin mirarnos

Ikaro estaba en el Refugio Comunal. Tras la reunión con Illiarte se había dirigido al Refugio para reunirse con la Manada y trazar el plan de ataque contra el comisario de la ciudad. El plan de caza sería tratado entre todos pero la inquieta mente del Lasombra ya esbozaba un proyecto para presentarselo a la Manada. Estaba inmerso en sus pensamientos cuando, de repente, sonó el teléfono.
- Buenas noches ¿digame? - dijo en un tono neutro.

Buenas noches, señor Ikaro.

El acento de Ambrosio era casi indescifrable, pero perfectamente entendible, su castellano no parecía Europeo, mas bien americano; una voz serena pero firme.

Quisiera reunirme con usted, Don Alberto Iliarte me ha indicado que le busque

Estaba dispuesto a ir hasta donde se le indicara, ansioso por integrarse a la manada.

- Por supuesto- respondió Ikaro-. Puedes venir al Refugio Comunal. En una hora tenemos una reunión toda la Manada. Sería interesante que te acercaras antes de la reunión para conocernos personalmente.

Estaré allí de inmediato señor.

Buenas noches

El Gangrel se ubicó, estaba cerca del sitio y se dirigió a toda prisa, no quiso poner detalles en su conversación telefónica, siempre prefería hablar cara a cara....

Entró al refugio comunal, lo recorría por primera vez mientra miraba cada detalle de la estructura, buscaba atentamente al Ductus.

A los 10 minutos de empezar a caminar llegaste a una mansión enorme que se situaba detras de un arroyo, un puente de madera lo libraba para poder llegar hasta dos puertas simetricas, de hecho la mansion era simetricamente exacta dividida en dos partes.



Ambrosio abrio la puerta de la izquierda, que por otro lado era la unica que abria con la llave y entro a un salon enorme y muy finamente decorado aunque bastante sucio, un buen sillo junto con un buen sofa se situaban a mitad del salon, un mueble-bar se situaba en una pared donde habia todo tipo de bebidas, y una mesa con sillas estilo Louis VIV se situaban al fondo del salon, seguramente para futuras reuniones o comidas comunales.

Ademas dos pasillos salian desde el salon, uno terminaba en unas escaleras que bajaban hacia un sotano, y en el otro pasillo habia multiples puertas.

Observabas el salon hasta la pronta llegada de Ikaro, tu nuevo Ductus.

El Lasombra no se hizo esperar. Bajando de las escaleras viste un un hombre vestido elegantemente con un traje oscuro a medida. Su atractivo era innegable, su semblante era serio.
- Buenas noches- dijo mientras terminaba de bajar y se acercaba a tí tendiendote la mano a modo de saludo-. Acabamos de hablar por teléfono, supongo. Soy Ikaro.

Claro que sí señor

El Gangrel vestía una camisa de lino gris a manga larga, unos vaqueros y zapatos deportivos negros, nada formal, pero presentable... de no ser por la despreocupada barba y melena, sus dedos inquietantemente velludos así como su rostro, su entreverado de gris casi plata y negro.

Como le dije por teléfono señor, Ambrosio tomó la iniciativa, El Obispo Iliarte me ha indicado que le busque...

Me llamó Ambrosio del clan Gangrel, Leal a la Espada de Caín... y a su manada señor.

Inclinó la cabeza un poco ante su nuevo Ductus

- No me llameis señor, hermano Ambrosio. Somos hermanos, hermanos e hijos del Sabbath que luchan por la libertad que los Antedilubianos nos niegan.
Ikaro tomó asiento en el sillón individual situado junto a la chimenea extinta y te señalo el sofó grande invitandote a sentarte.
- Illiarte ya te habrá hecho las preguntas pertinentes y tu le habrás dado tus razones. No quiero saber qué opinión tienes sobre la Secta ni los motivos que te hacen seguir sus ideales, lo que quiero saber es que esperas encontrar en Barcelona...

Guahasa pareció susurrar el Gangrel...

Ambrosio tomó asiento.

La Camarilla ha estado detrás de todo lo que he perdido, el hombre blanco y la conquista acabaron con mi pueblo...
Se detuvo por un momento

Para ser directo, busco venganza
Y continuó

En tiempos de la Conquista, La corona española, siendo títere de la Camarilla llegó a América y acabaron con mi vida... Ahora ya no me importa mi pueblo, ni mi gente, la humanidad me vale, pero tengo rabia... A decir verdad no soy mas que una bestia que quiere saciar su rabia. Quiero pelear y finalmente borrar la existencia de los que me quitaron todo.

Y el Sabbat, me ha brindado su mano, por eso tiene mi lealtad

Ikaro asinte, parece comprender tus motivos.
- Sólo espero que no te conviertas en instrumento de lo que ahora es un instrumento para tí. La venganza es un sentimiento facil de guiar, muy facil de manipular....
- El objetivo de nuestra Manada es convertirnos en señores de la noche barcelonesa. Liberaremos Barcelona de la garra impía de la Camarilla y en el camino podrás derramar cuanta sangre desees. Si para cuando Barcelona sea nuestra consideras que tu sed de venganza ha sido saciada serás vienvenido y te podrás sentar como señor y hermano de señores de la noche. Si aún tu alma sigue pidiendo venganza... siempre tendrás un lugar al que regresar para cuando hayas calmado tu sed...
- Pero para eso aún queda mucho trabajo por hacer. Esta noche el Obispo nos ha dado rienda suelta para empezar la conquista y empezaremos por ganar el control de la policía. Voy a convocar a la Manada para establecer un plan de acción. te presentaré a tus hermanos esta noche ¿estás preparado? ¿tienes alguna duda que quieras solventar antes de la reunión?

Una risa maliciosa se dibujaba en la cara del Gangrel...

Eso me gusta hermano
Estoy ansioso de conocer la manada... supongo que tiene un nombre, ¿cierto?

El Gangrel cruzó sus piernas, mientras escuchaba al Ductus, de verdad le había caido muy bien
Estoy preparado y listo para el ritual... pensaba en el vinculo de sangre que seguramente se avecinaba, los rituales del Sabbat son sagrados y no pueden esperar.

Aplastar a la Camarilla
El Gangrel empuñaba con fuerza y reía por vez primera en Barcelona, sus colmillos largos sobresalían de su boca

Ikaro asintió satisfecho, su semblante seguía tan serio como era habitual en él pero un brillo de placer asomaba en sus oscuros ojos.
- Nos llamamos los Titireteros, un nombre que augura nuestro destino en la ciudad...
Antes de que terminara la frase sonó su movil. El Lasombra lo sacó y miro extrañado... otro número desconocido.
- ¿Si?- contestó laconico.

Off: Lucero puedes postear cuando queiras. Suponemos que esa llamada es la tuya.

Muy adecuado el nombre, Íkaro

El Gangrel se incorporó y caminó un poco por el espacio mientras Ikaro contestaba su llamada, miraba detalladamente el lugar

- Buenas noches- Ikaro se movió incomo en el sillón donde estaba sentado mientras lanzaba una mirada fugaz a Ambrosio-. Por supuesto, venga al Refugio Comunal, estaré encantado de conocerla personalmente. Aquí podré presentarle al resto de la Manada.

El Gangrel no tenía intención de escuchar conversaciones ajenas, pero sus sentidos no le dejaban otra opción, respetuosamente se dirigió a su Ductus una vez termino de hablar.

Disculpa mi intromisión, pero... parece que no soy el único nuevo esta noche Ambrosio trató de cuidar sus palabras

Entiendo que estamos en guerra, pero según los planes de los que me habla, parece que hemos llegado en las noches mas críticas, ¿No es así? El Gangrel parecía buscar ponerse al tanto de las actividades mas relevantes de las últimas noches.

- En efecto, hermano- dijo el Lasombra colgando el telefono y recobrando la compostura-. La guerra está actualmente en un momento crítico. Hace poco ha habido un cambio en la regencia de la Camarilla y hemos utilizado ese momento para lanzar el ataque. Desde esa noche la violencia se ha recrudecido en las calles pero hemos conseguido asentarnos en la ciudad y controlar varios distritos.
- He de decirte que nuestra manada no está diseñada para el combate abierto, aunque en caso de que llegase no estariamos desprovistos de recursos. Por el contrario nuestro cometido es el espionaje de los principales centros de poder y su posterior control. Durante estos meses hemos estado monitorizando a los principales sujetos que controlan la ciudad y ahora ha llegado el momento de actuar. Esta noche lanzaremos el primer ataque serio y con él, esperemos, que vengan muchos más puesto que ya disponemos de información suficiente.

Perdone que me adelante a hablar de esto sin que todos los miembros de la manada estén presentes, sin embargo me atrae mucho la idea...

Someramente, ¿cual es el plan? El Gangrel sabía que esta discusión tendría su lugar mas tarde, pero también quería conocer la situación, algo se le podría ocurrir que fuera de ayuda.

¿Este es un ataque directo, armado por así decirlo o... mas bien es una cuestión política?

- No quiero ser grosero, Ambrosio pero preferiría tratar el asunto cuando todos los hermanos estén presentes.

Off: Lek, te toca narrarle a Lucero la llegada al Refugio Comunal.

Claro que sí, hermano, hizo un gesto aprobatorio con toda su cortesía.

Quedó a la espera de la manada

Al poco tiempo llegaste a una gran mansion [la imagen esta unos post más arriba], la impresionante edificacion te dejo parada y sin haba durante unos segundos, aunque pudiste recobrar el conocimiento y caminar hacia dos puertas que se encontraban en el frontal del edificio, al llegar allí decidiste emplear la llave que habias tomado en la puerta de la izquierda y efectivamente esta se abrió.

Al entrar cuidadosamente pudiste contemplar un salón inmenso, con chimenea, muebles muy antiguos, un sillon y un sofa que parecían muy comodos y al fondo una mesa con sias estilo Louis XIV.

Dos hombres estaban en aquel salón, aunque no los conocias aún en persona pudiste ver a Ikaro y a Ambrosio.

Al sonar la puerta el Lasombra se giró.
- Vaya, parece que nuestra invitada ya ha llegado.
Vestido elegantemente con un oscuro traje y corbata el atractivo del Cainita era innegable. Con paso decidido se acercó hasta Lucero tomando su mano y besandola cuidadosamente.
- Bienvenida a Barcelona, hermana Lucero.

El Gangrel se incorporó de inmediato y se acercó lentamente hacia la dama, aunque su aspecto no era el mas formal, tampoco se veía como un indigente.

Con una mano en su pecho

Hermana, yo también acabo de llegar

Mi nombre es Ambrosio

La miraba fijamente