[Día 2 - Cuervo Digital] Encuentro con Alice (Alice y Marco)

Marco escuchó como aquella joven rápidamente deshizó el malentendido. Sus palabras sonaron sinceras, agradables y bastante halagadoras. No estuvo en absoluto seguro, pero sino fuera un vampiro, juraría que notó como las mejillas se le encendían y se mostraban con una tonalidad rojiza acalorada.

Entonces, la carta que estaba aún sujeta entre sus manos, desapareció al tomarla Alice con las suyas. Aquello significaba que estaba dispuesta a conversar un rato más, algo que agrado a aquel Lasombra.

Nerea.. eres tú...dijo con voz extrañada entornando las verdosas esmeraldas mientras ladeaba la cabeza con una leve sonrisa en sus labios como si de una broma se tratara ... vamos, porque decís que no sabéis lanzar piropos... comentaba con voz serena y cálida, para no avergonzar a la pobre que parecía en cierta medida tímida ... pero os lo digo, por poco me sacáis los coloretes y no es algo fácil, os lo puedo asegurar... dijo soltando una pequeña carcajada.

En ese instante, relajó su postura y apoyo su codo sobre el respaldo y su mano sobre su mejilla sujetándola mientras admiraba los rasgos de aquella mujer.

-Bueno, yo os podría decir muchas cosas gratas acerca de vos, Alice, pero no quisiera que malinterpretaráis mis palabras y me consideréis como el típico dandy italiano, detesto el cliché y más sabiendo que no me creerías. Simplemente lo achacarías a que soy un fabulador estupendo y que no sería capaz de hablar con el corazón... dijo con un cómplice guiño y entonces su gesto cambió.

-Ummm, veamos, la vida eterna... dijo mientras sus ojos se desviaban hacia arriba y tornaba un aspecto pensativo con aquella expresión similar al pensador de Auguste Rodin ...difícil tema sobre el que tratar pero si me preguntáis que si me gustaría vivir eternamente la respuesta sería clara para mí... dijo volviendo a desviar la mirada hacia ella ...si me dejaran la elección a vivir para siempre diría que no, la vida es más bonita siendo efímera, se valoran más las pocas cosas que se tiene y se vive más intensamente sabiendo que un fin acecha y se aproxima... dijo de forma poética ... y vos, ¿qué opináis de ella?

Aquellas palabras le encantaron, los fabuladores siempre hablan con el corazón... Nunca había escuchado expresión como aquella y lo cierto es que le resultaba grato haber encontrado a tan singular criatura en un lugar tan superficial como aquel. En un principio dudo acerca de su humanidad, pronto descubrió que ella también lo había perdido pero aún así, se encontraba agusto en aquellos momentos.

-Tenéis toda la razón, inmortalidad y eternidad no son sinónimos por suerte... aún así, son pequeñas palabras que encierran un conocimiento inalcanzable para nuestras mentes, que es la eternidad para un ser finito, que es la inmortalidad para un ser que perece... decía mientras intentaba imaginarse el significado completo de aquellas palabras, pero aunque creyerá entenderlo, jamás lo conseguiría en realidad.

En ese instante, empezó a acariciarse la barbilla con sus dedos, mientras en silencio parecía pensar en aquella dualidad vida-muerte, hasta que finalmente las palabras brotaron de sus labios.

-Más curiosa es la paradoja de que para se mantenga la vida, hay que extender la muerte... comentaba con voz pausada y serena ... fijate en la naturaleza, para ver como una vida surge a costa de la de los demás, las gacelas devoran la hierba y éstas son devoradas por los leones... cuanto menos, vivir y morir son antítesis que se necesitan la una de la otra.

Entonces, el toque filosófico de la conversación se desvió hacia algo más banal e íntimo. Alice estaba interesada acerca de lo que le había contado a esas tres tigresas, aunque no entendía el cambio de la conversación, la miró con gran atención intentando vislumbrar algún sentido oculto que a él se le escapará, pero al no ver ningún gesto extraño, respondió con sinceridad.

-Si os soy sincero Alice, en aquel momento no dije de corazón la verdad... dijo mientras su mirada se mostró traviesa ...no debía haber dicho que habiamos roto, sino que nos habíamos separado... dijo haciendo un gesto con los dedos como buscandole cierta similitud a aquellas palabras ...pero claro, sólo mentí para no herir la autoestima de Nerea... comento esbozando una tenue sonrisa y entonces se inclinó hacia adelante, para clavar de más cerca su vidriosos orbes verdosos.

-De verdad creeís que una mujer no pudiera abandonarme... comentó casi a modo de pregunta,escrudiñando las microexpresiones de la facción de aquella mujer ... acaso creéis que las tengo hechizadas bajo algún embrujo o similar... dijo mientras sus labios se iban torciendo poco a poco en una sonrisa pícara y mantenía aquella misteriosa mirada sobre ella. Entonces la relajó, liberando aquella tensión que había creado en el ambiente.

-Ojalá, Alice... dijo mientras se volvía a echar hacia atrás y sus dedos se deslizaban sobre sus mechones de la frente para echarlos hacia atrás ...todas las mujeres son libres de marcharse cuando así lo deseen, yo no hago posesión alguna sobre sus voluntades, simplemente confío en que al menos mi dialéctica y no sólo mi aspecto,les resulte cuanto menos interesante... dijo e hizo un breve silencio ... es más, vos misma podéis levantaros y abandonarme cuando queráis, no creo que mis ojos de brujo* impidan lo contrario... añadió con cierto tono socarrón y juguetón, sabiendo que poco a poco ambos desconocidos iban permitiéndose ciertas confianzas.



*quien dice brujo, dice mago

Algo de lo que había dicho le había hecho gracia a Marco y no pudo evitar que su sonrisa brillará por unos instantes tras el comentario de verse reflejado. Ella no lo sabía, pero había dado con una de las mayores verdades en la vida de aquel Lasombra, ya jamás volvería a ver su rostro y su mirada...

Pero entonces, notó como a pesar de aquel comentario halagador y en parte jocoso, el cuerpo de ella se mantenía ligeramente tenso. Él sabía que había invadido ligeramente el espacio personal de Alice, así que en un completo silencio, decidió relajar la mirada que tenía puesta sobre ella y se echó hacia atrás para que la joven se encontrará más agusto.

- Alice, si deseais puedo desviar la mirada hacia otro lado si os sentís... incómoda con ella... comento con voz dulce y comprensiva mientras mantenía cierta calidez en su rostro y sus verdosos ojos miraban hacia su mano ...pero me parecería de mala educación hablar contigo y no mirarte al rostro, aún así, podéis pedirme lo que queráis, creo que os debo una muy grande... dijo desviando de nuevo la mirada hacia ella, con los ojos bien abiertos ...me habéis salvado de la peligrosa Tríada...y eso es algo, que no todo el mundo hubiera podido... comento con cierto humor.

Entonces, su mirada se desvió hacia arriba, pensando en la pregunta que le había hecho y que por suerte no tenía nada que ver con Marion.

-Veamos, es compleja la respuesta aunque resulte sencillo preguntar la procedencia... comentaba mientras su rostro se torcía en un gesto dubitativo ... digamos que nací en Palermo y que cuando alcancé la mayoría de edad, no he estado más de un año en el mismo lugar... a ver, a ver, sí, para entendernos, mi avión salió de Milán, así que esa fue la última ciudad en la que he residido... añadió asintiendo con la cabeza, sabiendo que había acertado finalmente con la respuesta.

-Alice, si no os importa hay una pregunta que remueve mi consciencia... dijo volviendo a mirarla con cierta curiosidad ...bueno en realidad son más de una, pero la que más me intriga es... ¿habéis condenado alguna vez a alguien? dijo con total tranquilidad, sin saber muy bien que sentido le había imprimido Marco a aquella ambigua pregunta. Quizás preguntaba por algo relacionado con lo que era... o quizás a lo que se dedicaba...Lo cierto es que había sido muy astuto y prudente dando forma a aquella pregunta.

-Alice, Alice, Alice... dijo con una media sonrisa en sus labios, mientras apoyaba los codos sobre sus rodillas y se inclinaba levemente hacia adelante y hacia pequeños movimientos de negación con la cabeza ...en este momento no me importa ni el resto de las mujeres, ni que Dios pudiera castigarnos ni nada de ello... decía con voz suave y tranquilizadora ...en este momento sólo me interesa que os encontréis cómoda, el resto es un mero añadido que debéis menospreciar, lo cual no deberíais hacer con vos misma... comento finalmente, mientras se volvía a echar hacia atrás para reposarse sobre el sillón.

Marco sabía que aunque no quisiera mostrarlo, aquellas palabras llegarían a la mente de su acompañante. No era con la primera mujer tímida y con baja autoestima con la que había tratado. Cuando él elegía a una persona solía tratarla como durante muchos años había sido educado en su hogar. Aquello significaba que debía crear una placentera y distendida atmósfera en la que incluso unos desconocidos pudieran sentirse con la suficiente comodidad. Y ella, no iba a ser menos, además, ahora sabía que ambos compartían una maldición, cuanto menos debían tratarse de iguales.

Cuando de ella salió la palabra de que ella no juzgaba, soltó un breve suspiro de satisfacción. Al menos, por un lado se encontraba tranquilo, si alguna vez era cazado en una de sus ilícitos robos, podría arguyir que él era el hombre que una vez había conocido en una atestada discoteca.

-No sabéis cuanto me tranquiliza saber que jamás habéis condenado a nadie, pienso que la libertad es lo último que se deber... en ese instante, mientras se encontraba hablando con Alice, vio como una nudosa y gran mano se acercaba hacia su hombro y con un ágil reflejo se giró y su mirada se tornó fría y desconfiada.

Marco no se había dado de que un enorme hombre que parecía el típico deportista de un equipo de rugby, se le había acercado por uno de los laterales de los asientos y acompañados por lo que parecía una joven chica que vestía demasiado provocativa, con una falda que tenía las proporciones de un cinturón ancho y una camiseta con un generoso escote.

-Amigo, quitate de ahí, si no vas a hacer nada... comento aquella voz grave mientras su mano se dirigía hacia Marco.

-Ni se te ocurra tocarme... dijo mientras los verdosos ojos de Marco parecían brillar con odio y rabia ante aquella incómoda interrupción e hicieron que el hombre parara en seco ... y ni se te ocurra llamarme a-migo... dijo aquella palabra de forma muy pausada, mientras el esbelto cuerpo de tu acompañante se empezaba a tensar.

-Mira estúpido, si no quieres que te dé una paliza... dijo aquel mastodonte descerebrado que señalaba con su grueso dedo índice en dirección al rostro de Marco ...y te mande al hospital con tu bonita cara desfigurada, será mejor que te largues...

Marco se encontraba completamente en posición defensiva, como si la inminente pelea estuviera apunto de suceder, entonces, en su rostro surgió una pequeña sonrisa y sus ojos se desviaron brevemente hacia Alice. Aquella mirada parte pícara y parte maliciosa, parecía esperar algún tipo de confirmación o respuesta por parte de ella. Que rondaría por la mente de Marco en aquellos instantes, aquel enorme hombre podría destrozarlo en cuestión de segundos... que nuevo as tendría escondido bajo la manga aquel astuto ser.

Aquella mole de puro músculo y poco seso, desvió su atención hacia la mujer que se encontraba frente al hombre extranjero con el que estaba pasando una agradable velada. Al escuchar aquellas palabras tan complejas para su limitada mente de matoncete de barrio, hizo que su ceño se frunciera no entendiendo porque aquella mujer de una manera tan repelente. Al final, sus lentas conexiones neuronales, reaccionaron sin entender muy bien el mensaje y actuo como siempre parecía que le había ido bien en la vida.

-Y tú quién coño eres, zorra... dijo mientras hinchaba su pecho, esbozaba una mueca de satisfacción ante tal ocurrencia y hacía un ademán chulesco con la cabeza. La fresca de su amiguita se cogió del musculoso brazo de aquel joven hiperhormonado y sus ojos se desviaban de él hacia el atractivo y delgado Marco, como deseosa de ver una lucha entre dos animales.

-Se llama Alice, imbécil... respondió fríamente el cainita entornando la mirada, mientras su gesto relajado se endurecía y parecía empezar a envolverse de un aura sobrecogedora.

-Si, bueno, Alice... como se llame... reculo aquel matón, desviando la mirada del joven de oscuros cabellos ...sino vais a liaros o a beber... dijo mirando la mesita que tenían a su lado, sin una sola copa ...mejor que os vayáis a tomar por culo... dijo mientras doblaba su bíceps y hacia un gesto con el pulgar señalando tras de sí.

Aquel gigantón creía que ya tenía todo hecho, ahora podría echar a esos dos abstemios de aquel rinconcito y darse un verdadero lote con aquella guarilla. Pero entonces, aquel extraño extranjero volvió a hablar.

-Alice... dijo desviando la mirada hacia la mujer e ignorando completamente al matón ... os he contado una vez que me pasó en una discoteca de Palermo como mi primo... dijo casi a modo de pregunta ... nunca os he contado lo que le paso a un Americano que miró de forma poco apropiada a la novia de mi primo... añadió mientras la sonrisa de aquel italiano se volvía ligeramente perversa y se echó un poco más hacia atrás, para que la sombra de aquel enorme hombre cubriera su rostro y una brillante mirada verdosa.

La mole y aquella fresca muchachilla empezaron a sentirse ligeramente incómodos, más cuando era la primera vez que alguien no se dejaba amedrentar tan fácilmente. Realmente ambos estaban confusos, a que habían venido las palabras de aquel italiano. Aún así, aquella pareja no pensaba entregar su territorio tan fácilmente, aunque lo cierto es que ahora sentían cierta curiosidad por conocer aquella singular historia.

Cuando Marco escuchó la palabra "paseo en moto", arqueó una ceja intrigado por aquella apuesta. Hacia tiempo que había montado en moto y menos, que la propuesta viniera por parte de una fémina. Así que saliendo de entre aquellas sombras, sus labios se relajaron en una sonrisa mientras asentía levemente con la cabeza. Aquella pareja que los acompañaba cada vez se encontraban más extrañados por las reacciones de aquellos cainitas, parecían como si estuvieran jugando un juego que ellos desconocieran y así era... no sé podían siquiera imaginar de quienes eran Marco y Alice.

-Bien... dijo mientras miraba a Alice y después su mirada se posaba sobre aquellos humanos ... todo empezó como ahora, yo estaba sentado aquí... dijo señalándose con la mano ...la novia ahí... añadió con la mirada hacia Alice ... y al lado, Andrea, mi primo... comento friamente mirando al grandullón sabiendo que en España aquel nombre también se usaba para chica y no quería ni siquiera una burla.

Aquel gigante frunció el ceño, como si molesto porque Marco lo hubiera parado el fácil chiste, pero se cruzó de brazos y sus portensosos bíceps quedaron remarcados, mientras aquel italiano proseguía con la historia.

-Pues bueno, llego un puto imbécil americano... comento mientras señalaba como si al lado del musculoso hombre ... y le dijo a Mónica, que si querría ser su zorrita aquella noche y que nos largaramos de allí... comentaba con gran tranquilidad Marco, mientras señalaba a Alice, como refiriéndose a como antes la había llamado ... la cosa, que mi primo, me hizo un gesto y los tres nos levantamos... comentaba, mientras Marco se ponía en pie y se quedaba al lado de aquel descerebrado monstrenco.

-Tu primo si que era listo, sabía lo que tenía que hacer... interrumpió mientras asentía con la cabeza como reafirmándose y miraba a la pequeña furcia que tenia al lado, con una sonrisa complaciente.

-Así es... añadió Marco, mientras sus ojos verdosos pasaban de ella a él ...mi primo es muy listo, pero además, sabe hacer respetar... dijo e hizó un silencio para crear cierta intriga en lo que iba a ser la siguiente parte de la historia.

-Res-respetar... dijo ciertamente intrigada aquella niñatilla que por primera vez abría su boca.

-La cosa, habrían pasado una hora y aquel yanqui se dirigió hacia los lavabos de la discoteca para descargar todo el alcohol que se había tomado... comentaba con voz pausada y tranquila, con una tranquilidad que rozaba lo inquietante ...estaba tan tranquilo meando cuando de repente... dijo Marco cuando por arte de magia pareció que un bolígrafo apareció en sus manos y hacia un gesto como de apuñalar ...una pluma estilográfica le atraveso el globo ocular.

Al ver de repente aquel objeto alargado y punzante que coincidía con aquella macabra parte de la historia, aquella pareja pegó un sobresalto.

-Y es que aún recuerdo las palabras que aquel hombre escuchó... comentó mientras una siniestra sonrisa se esbozaba en su bello rostro ... la próxima vez mira con mejores ojos, porque ahora sólo te quedará uno... así que no tientes la suerte... y dicho esto, la palma de Marco se cerró y el bolígrafo desapareció ... y sabéis porque las recuerdo... comento mientras acercaba aún más su rostro al de aquel tipo duro, mientras en sus ojos brillaba una mirada asesina ...porque fui yo, quién se las dije...

Entonces, se retiró lentamente, mientras toda la expresión de aquel Lasombra, parecía el mismisimo rostro de un asesino.

-Bueno, Alice... dijo desde aquella postura erguida ... mejor vámonos, creo que nuestro amigo y ella querrán disfrutar un rato, además... algo me dice, que otro día nos encontraremos... añadió con una media sonrisa torcida, mientras sus ojos miraban de reojo a la acongojada pareja.

Tras aquella macabra e inquietante historia y ver que la pareja que se quedó completamente sobrecogida por aquel relato, Alice respondió ante el gesto y se levantó del asiento, creando aún más desconcierto en aquellos dos. Por un momento, el gigantón parecía estar apunto de hacer un gesto en el que invitaba a que ambos no se marcharan, pero estaba bloqueado y mirando a su amiguita en espera de una respuesta, se quedó parado sin saber que hacer.

Pero ya era demasiado tarde, Alice se despidió y tras hacerle un respetuoso gesto con la mano Marco, pasó delante de él para encaminar la marcha. La mujer poco a poco iba haciendo un pequeño hueco por donde ir pasando entre aquella marea agitada e embriagada por la música y el alcohol. Algunas parejas se encontraban inmersas en bailes sensuales y lentos como cuando una serpiente se deslizaba sobre su pareja; otros, simplemente se dedicaban a observar el ganado, dispuestos a abalanzarse cuando vieran una víctima apropiada la que llevar a su refugio; mientras algunas otras miradas se clavaban en Alice y él, dando por hecho lo que aquello significaría... aunque ninguna de aquellas criaturas podrían imaginar cuan equivocadas estaban.

Finalmente, ambos pusieron sus pies fuera del Cuervo Digital y cuando el rostro de Alice se giró para mirarle, se dio cuenta de que los ojos de Marco se encontraban ligeramente alertas, como si captando todo lo que los rodeaba. Pero tras un breve segundo de reconocimiento en el que él , sólo advirtió un par de borrachos y parejas disfrutando de un rincón, posó su verdosa mirada sobre ella, mientras esbozaba una linda sonrisa.

Cuando escuchó las primeras palabras de ella, tuvo que ocultar en su rostro la satisfacción que sentía ante aquella historia tan tópica acerca de su pueblo y se dio cuenta de que Coppola habría hecho una gran labor con su adaptación cinematográfica.

-¿Primo? ¿qué primo?... dijo no pudiendo contener más en sus facciones aquella sonrisa socarrona y jocosa cuando recordaba el rostro de aquella incómoda pareja ...si en mi familia, el resto son todos mujeres... añadió y en ese momento soltó una carcajada mientras entrecerraba los ojos brevemente ..en cuanto a lo de la pluma estilográfica... acaso me véis capaz de ello... preguntó mientras arqueaba una ceja y la miraba de manera traviesa ...bueno, mejor no revelaré el gran secreto mágico... añadió lanzando un guiño en broma, mientras caminaban en dirección hacia el vehículo de ella y asintió ante las palabras de que había conseguido con creces su premio y sin decir ninguna palabra, con un mero gesto de su mano y un cortés movimiento de su cabeza, ella supo que se sentía orgulloso de tal honor.

Entonces, ella se paró y Marco lo imitó. El movimiento de la barbilla de Alice fue breve, lo justo para que el Lasombra girará su rostro y viera ante ella aquella magnífica Harley Davinson.



Los labios de aquel apuesto joven se separaron y su mandíbula quedó laxa, dejándolo con una expresión boquiabierta, mientras sus ojos miraban maravillados semejante obra de arte, o al menos, para él lo era. Cuando se dio cuenta de su expresión sacudió levemente su cabeza y volvió sus esmeraldinos ojos hacia ella.

-Alice, es... es... decía casi sin palabras con la que poder describir lo que sus ojos veían ... una auténtica preciosidad... terminó diciendo mientras miraba de soslayo aquel Diosa de delicadas proporciones hecha de puras aleaciones ...yo ahora me siento indigno de tan gran ofrecimiento... comento no sabiendo que palabras elegir por montar sobre Ella.

Así, que su mente reaccionó de manera rápida y al igual que en la discoteca, extendió su brazo para invitar a que ella se montará.

-Por favor, Alice montaros... yo me montaré en vuestra preciosa pequeña tras de ti... dijo terminando su mirada en la moto.

Marco cuando vio que Alice captó su pequeño representación teatral, sonrió y se elevó levemente los hombros, mientras veía que ella apoyaba su mano derecha sobre el asiento. Entonces mientras se montaba escuchó las palabras de la mujer y con gesto risueño y alegre soltó.

-Lógico que no os piropeen... comento sabiendo que por un instante captaría la atención de ella, mientras se colocaba con gran elegancia sobre el asiento ...seguro que se confunden más de una vez con tu gemela... añadió haciendo un gesto con las cejas para señalar a la moto ... y se creen que te lo han dicho a ti... terminó diciendo con un guiño pícaro, propio de la confianza que iban poco a poco adquiriendo con aquella mujer.

En ese instante, la mano de ella había asido uno de los cascos y se lo lanzó a él, el cual tuvo que cogerlo con sus rápidos reflejos. En un principio dudó si el comentario que le había soltado le había disgustado, pero entonces vio que esbozó una sonrisa de medio lado. Justo cuando él vio que Alice lo invitaba a subir y se ajustaba el casco, aquel Lasombra, sabiendo que durante unos instantes, no podrían atención en los retrovisores, se lanzó hacia el asiento posterior y mientras sonreía a los que envidiaban su suerte, se colocó tras de ella, evitando en todo momento que no viera su mayor secreto. Tras colocarse el casco, ocultando sus bellas facciones y ajustarse los cierres, Marco envolvió con gran delicadeza la curvilínea figura de aquella motorista y aferró sus manos en torno a su cintura.

-Andiamo,andiamo (Vamos, vamos)... dijo Marco sintiéndose como en su más agitada juventud, con gran entusiasmo y deseos de que la mujer pusiera la moto a 140 km/h y surcasen la fría noche de la ciudad condal como un cuchillo atravesando una fina capa de piel del asfalto. Los que allí estaban observando aquella escena, animaban a la pareja a que marcharan de allí. Entonces, el inconfundible bramido de aquella rugiente bestia de metal sonó bajo ellos, haciendo vibrar sus cuerpos y sus huesos. Aquella sensación hizo que insconcientemente y como un remanente de sus años como mortal, su vello se le erizara y un escalofrío recorriera su cuerpo muerto. Entonces, la rueda empezó a girar rápidamente mientras quemaba el asfalto y cuando soltó el freno ambos salieron disparados y notó como las manos de Marco se hundieron aún más en el cuerpo de ella por la fuerza de la aceleración.

-No te preocupes Alice, no pienso separarme de ti ni muerto... comento con cierto tono humorístico, mientras salían del aparcamiento del Cuervo Digital y tomaba la primera curva, inclinándose como ella para que en el retrovisor no advirtiera que tenía reflejo. Entonces vio como aquella máquina de perfecto diseño, aumentó su cilindrada y en pocos instantes habían alcanzado los 100 km/h, viendo que los coches de aquella avenida no parecían más que pequeñas sombras difuminadas en la acuarela de un paisaje urbano.



Mientras surcaban la ciudad a gran velocidad, Marco iba atento a cada uno de los movimientos de ella, para no desvelar su oscura naturaleza, hasta que en un momento de distracción, malinterpretó uno de los giros de Alice y él se volcó en la dirección opuesta, dejando no ver su imagen en el retrovisor. En un intento por desviar la atención y dudoso de si ella se había percatado hizo un amago de disculpa.

-Perdón, Alice, pensé que ibas a girar hacia la derecha, espero no haberte desestabilizado... comento en voz alta, mientras se mordía el labio inferior temeroso de que hubiera descubierto al fin, la maldición de su Clan.

Alice giró el manillar y en ese instante, la rueda delantera se erguió como si de un potente y negro corcel se tratará, alzándose sobre sus cuartos traseros. En ese instante, la velocidad que aquella pareja alcanzó excedía los límites propios de la población e incluso los de fuera de ella, parecían casi volar. El aroma salado y húmedo del salistre propio de la línea de playa inundió de pronto las fosas nasales de Marco y en un antiguo recuerdo, hizo como si sus pulmones se expandieran.

https://www.youtube.com/watch?v=n08JRxVLKLE&feature=related

Aquella criatura de metal surcó el asfalto hasta que finalmente ambos salieron de aquella opresiva ciudad y recorrieron una pequeña carretera que ascendía lateralmente a la ciudad, hasta que este se convirtió en camino y luego en una simple explanada. Alice pisó el freno y ambos quedaron quietos en el lugar, mientras antes los ojos de Marco aparecía una imagen nunca vista de la ciudad, aquel natural parador era una belleza para todos los sentidos. Tras ver como la chica descendió de la moto quitándose el casco y andando tranquilamente hasta aquella barandilla de piedra, no pudo evitar fijarse en la silueta que desdibujaba su delicado y femenino rostro sobre la luna.



Cuando volvió en sí, sacudió a la cabeza y respondió a la cuestión que le había realizado, mientras descendía de aquella magnífica máquina.

-No me extraña que sea vuestro lugar para manteneros apartados de los problemas de la ciudad, este lugar es maravilloso, casi idilico, jamás me habían traído a tan bello paisaje... dijo mientras se quitaba el casco y se entremetía los dedos entre los sedosos cabellos oscuros para darles volumen ...ahora mismo no sé si me encuentro en vigilía o en un sueño... comentó mientras esbozaba una sonrisa y caminaba de forma pausada y tranquila hasta ponerse al lado de ella.

-Os lo admito Alice... añadió desviando su cabeza hacia ella, mientras en sus verdosos orbes se reflejaba una paz y serenidad poco antes conocida ...os tomaré este lugar como mi refugio cuando me vea aprisionado por las cargas que todos nosotros soportamos... dijo mientras extendía su mano como si pudiera alcanzar aquella esfera plateada.



-Os habéis preguntado alguna vez, porque seres como tú y yo,buscamos en nuestros momentos íntimos el silencio y la compañía de la luna... dijo volviendo la mirada hacia la estampa de las pequeñas luces que brillaban a la lejanía, sin parecer hablar de ninguna connotación de su condición especial.

Marco no supo muy bien que es lo que había pasado o había dicho, pero la actitud de la mujer cambió por completo, se mostraba distante y fría. Parecía como si todo lo anterior hubiera sido una bella función teatral que había llegado a su fin y ahora todos los presentes volvían a su amargada vida... o al menos le recordó mucho a eso.

Ante las primeras palabras de ella, sus ojos se mostraron se abrieron por completo, ante tal brusquedad, por un momento iba a abrir la boca para disculparse pero ella proseguía hablando y finalmente pronunció aquella maldita palabra... Lasombra. Una palabra que tanto significaba para él y que con sólo ocho letras, lo había condenado a toda una inmortalidad de parasitismo obligado. De nuevo ella, desvió la mirada y vio como se alejaba y por un instante, el cuerpo de Marco se tensó preocupado por que hubiera un indeseado enfrentamiento en aquella zona, pero nuevamente hablo y sus palabras sonaron menos agresivas.

-De acuerdo... dijo haciendo un ademán con la mano, como si le hubieran quitado una máscara ... lo admito soy Lasombra, aunque agradezca la comparación con el Clan de los Artistas o el de los Reyes... comento con la misma exquisita educación que había mostrado en todo momento ... realmente soy un Magistri... dijo y en ese momento hizo un silencio y su voz se volvió más baja y fría ... para mi desgracia, porque yo jamás pude elegir lo que me tocó.

Entonces, desvió la mirada de la mujer e ignorando por completo su seguridad, cruzó los brazos y se apoyó sobre la fría barandilla de piedra.

-Sabéis porque no os pregunte lo que eráis... dijo mientras dejaba la mirada perdida al horizonte ...porque realmente quería olvidarme por una noche de mi condición, pero veo que de nada ha servido... si queréis iros ahora, podéis marchar Alice, gracias por la agradable charla... pero si decidís quedaros para hablar, haced una cosa, no insistáis en saber más, la ignorancia en ocasiones trae consigo la felicidad, realmente poco me importa a mi saber si eres una antitribu o no,...no hay mayor error que considerar que todos somos iguales y que sacrificamos nuestra libertad individual en pos de la sociedad... dijo mirando de soslayo hacia ella, sabiendo que tan poco compartía con su secta.

Las palabras de ellas llamaron su atención, así que giró su cuello para observarla y mirarla con una intrigada mirada. Entonces los ojos de ella se desviaron hacia él y ambos coincidieron. Sus palabras sonaron sinceras, pero acaso, ellos no fingían ser humano a los ojos del ganado, no pretendían aparentar ser meros corderos, cuando en aquel mundo eran lobos que devoraban a aquellas inocentes víctimas. No era acaso la Mascarada, un simple engaño para ocultar una terrible verdad.

Marco, en ese momento suspiró mientras negaba lentamente con la cabeza y parecía volver a sonreír.

-Lo siento, Alice, pero si hay algo que es difícil desprenderse es de la educación, así que tendréis que soportar que no os siga tuteando... comento mientras se erguía dejando a su lado la barandilla ...siempre que nos volvamos a ver, claro está... dijo sonriendo y dirigiéndose hacia la moto de ella para rodearla.

Ahm... dijo como si se le hubiera olvidado algo ... antes de que dudéis de mis intenciones, me debo sincerar con vos... dijo remarcando la última palabra ...en la discoteca creí que eráis humana, por un momento pensé que podría seguir manteniendo una mascarada... pero veo que me he equivocado... dijo ampliando la sonrisa y soltando una leve carcajada ... me estoy haciendo mayor, ya no tengo los mismos reflejos que antes... dijo más como si fuera un pensamiento en voz alta y entonces sus ojos se posaron en la Harley y volvieron hacia los de ella.

-Por cierto, no me dejaréis en este idilíco paisaje sólo, ¿verdad?... añadió arqueando una ceja ...soy mago, pero los 10 kilómetros que hay hasta la ciudad, no los hace desaparecer ni vuestro querido Copperfield

Marco sonrió ante aquellas palabras, de nuevo la tensión que se había creado brevemente se había distendido y volvían a hablar con cierto tono burlón en sus expresiones. Por unos instantes, el Lasombra temió que la situación se torciera aún más.

-Lo cierto, Alice, es que ahora me alegro de que no fueras sólo humana, siempre es curioso encontrar a gente que aún no se ha dejado llevar por la Bestia... comento mientras la miraba ligeramente intrigado, pensando en sus posibilidades. Entonces, soltó una pequeña carcajada y añadió.

-Si me matáis que sea después del camino en moto... al menos, sería un placentero final... dijo con cierto humor negro, mientras se acercaba al asiento y tomaba de nuevo el casco para ajustarselo. Estaba pensando que lugar decirle para que pudiera dejarle cuando Marco escucho la Joya del Museo. No podía ser, habían traido un objeto de las místicas tierras de Egipto, una gema que nadie había podido tener en sus manos y por un breve segundo, sus verdosos ojos brillaron ilusionado.

-Dejarme cerca de la Casa de Gaudí, es un barrio que siempre me ha maravillado, algo tanto como los museos,... si al final vais a tener razón Alice, quizás sea Toreador... comentó con una media sonrisa pícara, cuando posó sus manos en torno a la cintura de ella.