[Día 4- Bar Luna Negra, Sala de la Niebla] Reunion de Azotes (Sergio,Aztoes)

Seguí al grupo hacia el escáner de retina dándole vueltas a la cabeza. Había cosas que no terminaban de encajarme en aquella misión. Esperé mi turno para pasar el chequeo de la retina mientras escuchaba las ideas y sugerencias de los demás sobre los mejores métodos de seguridad sin demasiado interés, mi cabeza estaba en otro sitio.
Al final, cuando todos terminaron sus turnos, me acerqué a Sergio para preguntar.

- Hermano - Dije en un tono bastante familiar - Aún no nos has explicado qué han hecho esos dos para que tengamos que matarlos.

Mientras hablo, señalo las fotos de Damian y Elva, los objetivos de mi grupo.

- Quiero decir, entiendo que Nessaj ha roto la Mascarada y por ello tiene que pagar, pero ¿y los demás? ¿Cuál es su crimen?

- Los Primogénitos están muy sobrevalorados hoy en día - Le digo abriendo la nevera y observando en el interior, hay varias botellas de sangre, extiendo una mano para hacerme con una de ellas - ¿Le apetece? - Preguntó a Tayrel mostrándole la bebida.

- No hace mucho que lo soy ni ganas que tenía de serlo, pero así es la vida, dicen que el poder no está nunca en mejores manos que en las de aquel que no lo quiere, si es así, en las mías está de puta madre - Le respondo a Tayrel antes de mirar al Gangrel - No tengo nada en mente, no creo ser más experimentada que nadie y respecto a los motivos del Sheriff para elegirme líder, si tiene interés en saberlos, vaya y pregúnteselos a él, yo los desconozco.

Dicho lo cual, vuelvo a cerrar la nevera, abro la botella y le doy un buen trago.

- Si queréis charlar sobre la misión, charlemos, cuatro cabezas piensan más que una.

Cojo la tarjeta y le echo un vistazo, luego vuelvo a mirarle a él.

- No me molesta, si lo hiciera ya lo habría notado, creame - Le digo con media sonrisa- Si necesita contactar conmigo, puede hacerlo llamando al Eliseo. Gracias por su ofrecimiento y su compañía, nos vemos en otro momento, señor Nath.

Dicho lo cual, hago un pequeño asentimiento a modo de despedida y al momento lo veo alejarse. Doy otro trago y busco con la mirada a los miembros de mi equipo: el Gangrel, el Malkavian y el Toreador.

Mis ojos acabaron puestos en el Toreador enc uanto su presencia se hizo evidente al cruzar la puerta. Su innegable belleza física, y la elegancia sutil de sus movimientos, me hicieron difícil mantener mi pose fría y desinteresada. Cuando sonrió, el mundo entero perdió parte de su color y toda mi atención se centró exclusivamente en él como si no pudiera hacer otra cosa más que atenderle y mirarle.
Simplemente, toda esa perfección ya debía ser en sí misma una total ruptura de la Mascarada, estuve segura de que ofendía a los Dioses semejante belleza.

- Mmmmm... Sí- Atiné a decir concentrándome en hablar con coherencia- No, no hay sugerencias, veamos que tienen los demás que decir al respecto.

Sin más palabras, eché a andar en dirección al Gangrel y evitando volver a mirar a Roderick, joder, le ordenaría que se pusiera una puta máscara, vaya si lo haría.