Bienvenido (?) a Barcelona

Ya casi es media noche del doce de mayo del dos mil doce, caótico año por cierto, y la presentación ante las autoridades de la ciudad comenzará en una hora y media... o dos si se hace esperar un poco.
Roderick ya había recibido algunos datos de parte de Dalila acerca del príncipe Melas por lo que tenia claro que era muy importante ir bien vestido y arreglado para la ocasión, nada de excentricidades. Se acerca el armario y comienza a seleccionar entre una larga fila de trajes ordenados por tonos que a cualquiera podrían parecerle idénticos, pero Rod parece distinguirlos perfectamente uno de otro. La decisión es difícil pues podría afectar directamente la opinión de príncipe y provocar la pérdida irreparable de su favor con él.
Finalmente tiene elegida la ropa: una camisa blanca recién traída desde Italia, un traje oscuro abierto en el pecho y con la solapa levantada, formando un pequeño arco al rededor de su cuello, unos guantes negros de cuero del mismo tono del traje con los dedos recortados para no perder el tacto, y zapatos blancos lustrosos. Creo que con esto será suficiente - Dice, dejando la ropa sobre la cama, para luego caminar al baño y tomar una ducha. Ya el tiempo comienza a acortarse, no quedan mas allá de cuarenta minutos, y Roderick sale de la ducha perfumándose a paso lento camino a vestirse. No es de los que se toman las cosas con mucha prisa. "Unos minutos no son nada para la eternidad que tiene por delante" suele pensar.

Antes de salir de casa recoge el diario del día y confirma la fecha, no sería la primera vez que se equivoca con el sentido temporal. Realmente le cuesta centrarse en las cosas de la no-vida que no le parecen importantes. Se despide de sus cuadros favoritos no sin antes pararse cinco minutos fijo frente el último que le regaló su Sire, uno de una chica sobre un columpio, todo pintado con la propia sangre de Dalila. Es tan hermosa... tan dulce... tan.... tan tarde! dios, como Odio esto de las reuniones obligatorias. Agarra sus llaves, su teléfono celular y su maletín. Inmediatamente sale del apartamento hacia el estacionamiento para recoger su Lamborghini y salir a la dirección indicada por su Sire.

En el estacionamiento se sube al carro, se cerciora por última vez de llevar todo lo necesario, revisa la dirección con el GPS del celular y lo deja encendido en un lugar visible para seguir el camino. Esta listo para partir. Gira la llave y ya esta a solo unos minutos de la morada del principe Melas.

Ante el vastago se ergía el edificio Casa Milá, una obra de arte habitable. Quizás el exceso de belleza pudiera molestar a los más animales que no saben considerar bien las dificultades que puede conllevar el hacer arte...y eso lo sabías bien debido a que tu arte posiblemente era el menos entendido del todo.

Frente al edificio una joven preciosa cuyo único signo distintivo que llegaste a reconocer fue el verde de sus ojos, nunca un color frío te había dado una sensación tan calida. Aparcaste justo enfrente de ella ya que había un hueco, al salir recogiste tus cosas.


El edifició Casa Milá...la no-humilde morada del principe no-muerto.

Apenas me bajo de mi vehículo me quedo unos instantes mirando detenidamente tan hermosos ojos verdes. "Ningun oleo de Dalila se parece a ellos, era un color único... seria buena idea llevármelos?? tal vez a modo de colección... pero hay demasiada gente que podría verme robarlos, sería mala idea... pero son tan bellos..." Pensaba vagamente mientras mis ojos se concentraban en las verdes esmeraldas de en frente.
Repentinamente recuerdo a lo que venía y recuerdo también que los ojos estaban unidos a una chica que seguramente ya se sentía extraña ante mi mirada permanente.
Lo lamento, mi nombre es Roderick Holt - Le digo amablemente acercándome un poco más hacia ella - Vengo a verme con el príncipe de Barcelona. Sería usted tan amable de indicarme cómo llegar?? es que soy nuevo en la ciudad.
Mi acento inglés se notaba en mis palabras por más que intentara corregirlo, lo que evidenciaba que era extranjero en estas tierras.

La joven te miró atentamente y revisó algo en su movil, luego dijo Por supuesto, dirigase usted a la última planta de este gran edificio y siguiendo el pasillo que habrá ante usted hasta el final, allí podrá encontrarse con el Principe Melas., tras decir eso entró al bestíbulo a sentarse.

Te dirigiste hacia el piso que te habían indicado y recorriste el gran pasillo de decoración barroca que había que atravesar antes de llegar al principe, una vez hubiste alcanzado la estancia donde Melas esperaba pudiste ver como su señoria estaba sentado en un sofá que había estratégicamente colocado frente a otro y en medio un par de copas con jugo vital, Melas se levantó Bienvenido señor Holt, es todo un honor contar con alguien como usted en Barcelona, por favor tome asiento. Sus gestos eran solemnes y tenian a la vez un aire gracil, agradable...autoritario. Que le trae por mi ciudad y en mi presencia?

Oh príncipe, es un agrado por fin encontrarme con usted - Digo luego de recibir la bienvenida.
Camino tranquilamente y me siento en el sofá preparado para la ocasión haciendo una especie de reverencia con la cabeza en signo de agradecimiento y respeto hacia el señor Melas. Antes de abrir la boca nuevamente me detengo unos segundos a examinar la habitación llena de lujos, solo para mi propio placer.
Bueno, iré directo al grano. He venido a Barcelona porque he sabido de buena fuente que... - "Alto!!" grito mi mente en ese momento. No era sensato revelar las verdaderas intenciones a príncipe. En qué estaba pensando?? - ...que esta ciudad tiene, a diferencia de mi bello país, grandes espacios disponibles para mi arte y me gustaría abrir una galería en conjunto con mi Sire. Por supuesto contando con su aprobación, señor Melas - Agrego tras una corta pausa y con una casi natural sonrisa en el rostro.

Parece que su Sire y usted gozan entonces de una buena relación ¿no es así? Digame si es tan amable en que consta su arte, debo confesar que soy un apasionado y me gustaria poder visitar esa galeria. ¿Donde tienen pensado hubicarla? La conversación parecía casual y distendida, pero tu sabias que tras esa naturalidad se ocultaba la intención de un principe, la intención de saber que iba a pasar en su ciudad.

Oh mi buen principe, me halaga su interés en mis obras - Digo mirando la copa de vitae sobre la mesa sin ánimos de beberla - Dalila, mi Sire, es quien ha inculcado el interés artístico en mí y me ha mostrado mis capacidades. Es evidente todo lo que le debo. - Continuo con una mirada de deuda en mis ojos, siempre fijos en la delicada copa.
Respecto a mi arte podríamos decir que es variado. Comencé con mi trabajo de cirujano y luego, siempre con Dalila, comencé a incursionar en los óleos, acrílicos, e incluso algo de escultura. Actualmente tengo unas dos docenas de cuadros pintados y listos para exhibir mas un busto de Dalila hecho en arcilla.
Esa era la parte segura del discurso y ahora mi mente se debatía entre contarle o no acerca de mi otro arte. Podría ser peligroso decirlo considerando la naturaleza del mismo, pero si llamaba la atención de príncipe podría transformarme incluso en el Toreador más influyente en la ciudad. Finalmente mi ego y la razón llegaron a un acuerdo: solo contarían una parte.
Mi señor Melas. Me gustaría contarle también acerca de un nuevo estilo en que estoy incursionando: se trata de cuadros hechos con vitae. No tengo pensado exhibirlos a menos que el cliente se muestre muy interesado porque está claro el riesgo que conlleva tal expresión, sobretodo frente a los fácilmente dominados por la bestia - Agrego con una mueca de asco - pero se lo cuento en reconocimiento a su importancia en esta ciudad. Me gustaría saber su opinión al respecto si no fuese mucha la molestia.

No me atreveria a juzgar un arte sin antes verlo, tiene usted una cita conmigo para enseñarme ese "arte". Bajo cualquier circunstancia le pediría moderación. Creo que ha quedado bastante claras las razones de su llegada a Barcelona, tiene mi beneplacito para abrir una tienda en cualquier zona de la camarilla y espero poder contar con usted. ¿Para cuando ese cuadro? Añadió la pregunta mientras se levantaba e invitaba a hacer lo propio contigo, una vez los motivos de tu llegada habian quedado claros el principe procedió a finalizar la reunión con la elegancia que le caracterizaba.

Muchas Gracias estimado principe - Digo al tiempo que me levanto del sofá y retiro la vista de la genialidad de la copa.
Tendrá usted la muestra gratuita apenas abra el local. Será elegido por usted mismo o, en su defecto, escogeré uno de mis favoritos y se lo enviaré a su residencia.
La felicidad y el relajo eran por primera vez notorios en mi rostro desde mi llegada a Barcelona. Apenas dicho lo anterior hago una pequeña reverencia, me giro y salgo por donde llegué.

EDIT: OFF: Doy por terminado esto y sigo con mi no-vida del dia siguiente??