[Dia 1][Cuervo Digital] Llegando al norte (Cerrado)

Unas dulces inhaladas, dulce ciudad repleta de aroma de diversion.

Barcelona era una ciudad que no te habia interesado hasta el momento en que tu ya vieja ciudad te empezo a parecer aburrida (quiza otros motivos más complejos la separaban de Madrid pero no era momento de pensarlo). Con cierta información que manejaba y ahora ciertas influencias al poseer en manos de su gouhl el Cuervo Digital.

El Cuervo Digital era el mejor lugar para su primera visita a la ciudad, sabia que habia cierta inestabilidad en la ciudad, pero no tenia excesiva informacion, sería mejor descubrir que era todo lo que se cocia por alli antes de descuidarse demasiado.

Aspiró, en ese acto que se había vuelto totalmente innatural. Pero no fue dulce. Nii la sensación del aire pasando hasta sus pulmones inertes, ni la que le invadía en aquella ciudad. La atadura le quemaba, como sabía que también lo hacía a Javier.

Gruñó molesta, de una forma animal, en la que incluso los labios se fruncieron mostrando los dientes y donde se ocultaban los afilados colmillos. Finalmente resopló y se dirigió a donde sabía que estaría su ghoul. Intratable por la necesidad de un chute inminente, y por lo mismo, suplicante.

Seguramente estaría organizandolo todo, rodeado de chicas guapas, alcohol y drogas. El mejor lugar para escuchar y que él escuchara por ella. Necesitaba información y estaba segura de que adquirir ese lugar había sido el mejor de los aciertos para ello.

Con media sonrisa en un rostro de expresión depredadora que no se molestó en ocultar, se dirigió a la entrada, haciendo cola, observando todo con detenimiento. Los gorilas de la puerta, cómo actuaban, la clientela... Todo. La sonrisa se amplió hasta hacerse completa y juguetona, como su expresión. Jugar al cliente misterioso iba a ser divertido.

La entrada del local registraba una cola bastante grande, te colocaste hasta que llego tu turno de entrar, dos gorilas te miraron y uno de ellos susurro algo inaudible para ti por el pinganillo. - Adelante - te dijo uno de ellos sin cobrarte la entrada, algo que pudiste observar que era obligatorio para el resto de la gente.



Dentro el local se asemejaba bastante a otro muchos que tu gouhl hubiese regentado antes, mucha juventud, musica atronadora y droga que rulaba casi por cualquier lugar.

Habia mesas reservadas y distintas salas, ademas unas escaleras donde se podia subir a la parte superior del local donde la fiesta continuaba y se situaba la gente mas selecta, en aquel lugar habia más salas pero habia una especial mente cubierta por otros dos gorilas, seguramente donde permanecia Javier y su "oficina".

Frunció los labios, insatisfecha al ver que su trato era diferente, pero no tardó en pasar cuando se lo indicaron, gruñendo para sus adentros. Seguramente Javier ya sabía de su llegada con las cámaras ocultas que debía haber para seguridad, propia y ajena, del local.

Tras un rato de dar una vuelta inspeccionando el lugar, mientras seguía gruñendo de mal humor por estar encerrada en ese lugar repleto de ganado que la empujaba y pisoteaba, se dirigió a la que parecía la zona más Vip de todas para ver al desgraciado de su ghoul.

Pasaste hacia la parte de arriba del local, nadie te lo impidio, incluso a veces parecia que los porteros te habrian el paso para que te molestara lo menos posible el gentío.

Al llegar a la zona VIP pasaste por delante de los dos goliras que custodiaban el pasillo que llevaba directamente al "dueño" del local sin que te dijesen nada. Y al fondo del pasillo entraste sin llamar por la puerta que lo separaba del resto de la discoteca, obviando las demas salas que quedaban a los lados.

Al entrar pudiste verlo, Javier estaba alli con tres rubias despampanantes y con un amplio surtido de sustancias que no hacian mas que aumentar las horas de fiesta y el ego de tu gouhl que a trompicones y a sabiendas de que ya estabas alli pudo esputar - Se-señora que agradable visita. -


Off: como te suele llamar tu gouhl?

Estaba de mal humor, no solo porque le hubiese cortado el rollito dejandola pasar tan fácilmente. No pudo evitar sonreír al ver el espectáculo. Javi siempre sabía montárselo de putísima madre y a ella no le importaba. Un ghoul satisfecho era mejor que un refuerzo negativo, e implicaba menos esfuerzo.

- Hola, Javi - saludó con cordialidad - Veo que el negocio va bien, ¿eh?

Echó un vistazo a las rubias, sonriendo a una y guiñándole un ojo. Después, tomó asiento frente al ghoul.

- Asi es Tun no me puedo quejar - dijo mientras aferraba a sus dos acompañantes y sonreia - pero si quieres te dejo un huequito cerca para que estemos juntitos - lo dejo caer por si colaba - bueno Tun que puedo ofrecerte, esta es tu casa al fin y al cabo. -

Se echó a reír de buena gana.

- ¿Son para mí? - dijo, señalando con la cabeza en dirección a las rubias - Porque si no lo son, quizás sea hora de que las mandes a empolvarse la nariz un ratito y hablemos tú y yo...

No se movió ni un ápice de su asiento. Simplemente, esta vez adoptó una postura femenina, cruzando las piernas con elegancia en vez de estar desparramada sobre sofá. El concepto "lucirlo todo" para Tun no existía.

- Creo que ya sabes lo que quiero. Saber que has averiguado hasta ahora. Espero que no hayas estado rascándote las pelotas.

- Chicas... - dijo Javier haciendo un gesto con la mano para que se levantaran y esperaran fuera - ... ahora me encargo de vosotras - las dijo antes de que abandonaran la sala.

- Llevo poco tiempo aún Tun, pero hay tiempo para todo, por suerte para mi vivo muchas horas al día. De momento he preparado una fiestecita... un caramelito para toda la sociedad de vástagos que ten por seguro acudiran como las moscas a la mierda. - Despues de decir eso se echo a reir estruendosamente - Tendrás la oportunidad de conocer a muchos tipos de la ciudad, tipos muy importantes. ¿Qué más necesitas mi chica? -