[Día 1 - El Cuervo Digital] Amienemigos [Hasmed]

Última edición por Alice Belkin el Lun Nov 01, 2010 8:05 pm, editado 1 vez

El Cuervo Digital de Barcelona:

Es un local de dos pisos abiertos al público, construido en un antiguo teatro usa la parte inferior como pista de baile y el segundo piso como reservados y zonas V.I.P.

La gente que acude a él es muy diversa, desde los sectores más snob y sofisticados hasta los más macarras de la ciudad, sin contar que es uno de los principales lugares de encuentro de cainitas, como lugar es neutral, ya que el dueño el Señor Fisk es un completo desconocido.

El Cuervo Digital es un lugar común donde cainitas de todo tipo se reunen y cruzan en las noches de Barcelona.

[Día 1 - El Cuervo Digital] Amienemigos [Hasmed] Elcuervodigital

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Una noche más, terminado mi trabajo en el Eliseo, decidí salir y mis pasos tomaron rumbo al Cuervo.

No estaba mal aquel lugar, un local abierto a todos y protegido de peleas y enfrentamientos, el inconveniente era que no podías acercarte a la barra y pedir alegremente una copa de sangre, pero lejos de ser un problema, eso solo era un indicativo de la clase de sitio que era aquel. Para los que simplemente buscábamos pasar un rato sin tener que recordar lo que éramos, resultaba un lugar perfecto. No tenías que preocuparte de nada más que de relajarte y disfrutar, allí no había razas, clanes ni sectas, no había aliados ni enemigos, solo otras personas.

Era, podía decirse, un remanso de paz, algo muy de agradecer en los tiempos que corrían, donde la Barcelona sobrenatural se convulsionaba ante la inminente guerra que se avecinaba.

Busqué un lugar apartado donde simplemente poder disfrutar de la música que llenaba el ambiente, y lo encontré no muy lejos de una de las barras, entre la semioscuridad que ofrecía el acceso a la zona privada y exclusiva del recinto. Más allá, la pista de baile estaba llena de cuerpos que se contorsionaban bajo la luz de los focos.

Me apoyé distraídamente contra la pared y me dediqué a observar.

https://www.youtube.com/watch?v=XbpnDUj354M&feature=related

Hasmed llegó al Cuervo con una idea en mente, observar el ambiente. Dentro de algunos dias se realizaria una fiesta masiva en aquel lugar en donde la agrupación de población mortal y cainita de Barcelona seria notoria.
En otras circunstancias nunca habria pisado ese lugar, más ahora se encontraba infiltrado, observando la gente moverse.
Se alejó del bullicio de la pista de baile, buscando un lugar de donde observar todo el entorno. Guardias, salidas de emergencia, puntos debiles, todo fue observado por ese oscuro ser. Se movio de un rincón a otro, pasando lo mas "mortal" que sus recuerdos le permitian. Cada uno de ellos permanecian enterrado bajo la tierra que lo vio nacer por segunda vez, apaleados y encerrados bajo una prisión de sombras, sombras que alimentaban el espiritu de Hasmed.

El Sabbat observó a alguien que le llamó la atención. Era una mujer que permanecia alejada de la música y que despachaba a los tios que le invitaban un trago o le pedian su msn para chatear.
Hasmed la contempló en la oscuridad, rodeada por las sombras que se generaban en aquel rincón casi olvidado y santo del lugar.
Luego devolvió la mirada a la pista de baile sin perder de vista a esa mujer. Hasmed vestia unos jeans desgastados, una camisa y sobre ella una chaqueta, su pelo era largo y rizado, el cual cubria la palidez de su cara. Sus rasgos no eran españoles, era un extranjero , pero no de tierras cercanas.

Cuando llevas tanto tiempo como llevo yo siendo objeto de miradas ajenas en cuanto pisas un lugar repleto de desconocidos, sabes siempre quién te miraba y cómo.
Aprendes a diferenciar todo tipo de gestos, y por supuesto, sabes ver detrás de cada pupila lo que pasa por el pensamiento de cada hombre o mujer que pone su atención sobre ti.

Si son humanos, es mucho más fácil, porque sus gestos son fácilmente reconocibles, resultan más impulsivos que los cainitas por regla general, ya que se guían por sus sentimientos y pasiones, motivaciones todas ellas que un muerto no tiene tan desarrolladas, o simplemente, no tiene.
Aquel extranjero me había visto. No me cabía duda, yo no le miré a él, pero no hacía falta, ver no siempre implica mirar ¿Verdad? Se puede ver de muchas maneras distintas.

Un tipo se acercó a mí con una copa en la mano, murmuró algo a lo que no presté atención, siempre era lo mismo, imaginé su discurso compuesto por palabras como "nena, sola, copa, bailar y nombre" En el 98% de las ocasiones no fallaban aquellos términos, a veces alguna chica me sorprendía con una invitación poco convencional, pero eran las menos, normalmente eran hombres, a veces borrachos, colocados o tan nerviosos que una sola mirada podía hacer que se mearan en los pantalones.
Pero aquel desconocido no parecía tener miedo, muy al contrario.

Sonreí a medias, con sorna, a nadie ni a nada en particular, pero sabiendo que él notaría que el gesto iba especialmente dedicado.
En mi favor diré que jamás coqueteo con los hombres, eso no va conmigo, si alguno me interesa, ronronear como una gata en celo no está entre mis recursos, tampoco ahora quería dar una impresión equivocada.
Era solo que él me estaba mirando y yo quería saber por qué. Tal vez me diera la oportunidad de preguntárselo. Tal vez.

Hasmed observó a las demas mujeres del lugar. Ninguna tenia la actitud que mostraba aquella hermosa joven, quien permanecia inmutable en su mesa, vigilante y atenta. Podria ser que fuera un vastago ya que tenia informes de que este era un lugar donde habitualmente se reunian. Ademas reunia todas las caracteristicas que a los vastagos de la Camarilla le gustaba, glamour, presas faciles y diversión.

El joven meditó sus movimientos en silencio. Hasmed no era uno de los vandalos del Sabbat, que incendiaba y destruia todo sin motivo, por el contrario se veia como el mensajero de los preceptos de su secta, preceptos que ni siquiera la totalidad del Sabbat comprendian.
Gracias a los jovenes, la Camarilla solo veia al Sabbat como perros rabiosos sedientos de sangre y muerte; putos corruptores sin dios ni ley, a quienes no se les podia soltar las cadenas o quitarles el bozal.

Para el Lasombra, no todos eran merecedores de aquellos conocimientos, solo los elegidos serian iluminados por las sombras y vueltos a nacer.
Se decidio entonces a acercarse a aquella mujer, lo peor que podia pasar era que no fuera una Camarilla, cosa que Hasmed esperaba con ansias.

Sabia que tenia la ventaja, ella no romperia la mascarada si fuera un vastago, se mantendria alerta, pero sin revelarse. Menos en ese lugar lleno de mortales que no tenian idea de lo que pasaria en ese lugar del Cuervo.

Camino desde donde se encontraba observando a la joven, su mirada era fria y neutra, casi aislado de todo lo que le rodeaba. Y sin temor a lo que ocurriria habló con su voz neutra, parado al costado de la mesa de la mujer- Eres una cainita de la Camarilla- dijo sin temor a Mascaradas o castigos, a tradiciones ni leyes, atento a la reacción de la mujer.

Había ido hasta allí a olvidarme un rato de lo que soy, supongo que incluso eso era mucho pedir.
El Cuervo era un lugar neutral, y allí estaba yo, si lo hubiera hecho a posta, no lo hubiera conseguido con tanta rapidez. Debía haber batido algún record, sí, seguro que lo había hecho.
Giré la cara para mirar al Sabbat sin perder la sonrisa antes de responder.

- Los tíos cada vez decís cosas más raras para ligar ¿Dónde quedó el clásico "Estudias o trabajas"? Ah, echo de menos la sencillez de aquellos días - Comento con tono tranquilo y vuelvo a mirar la pista llena de gente - Me llamo Alice, o Alicia, como prefieras ¿Tú tienes nombre?

Me llamo Hasmed- dijo mientras se sentaba a la mesa sin ser invitado- un nombre no deberia ser dicho a la ligera Alice o.... Alicia. Cada letra lleva inscrito el espitiru de su dueño. Un nombre sin un proposito se perderá enterrado en el olvido- se relajó en la silla sintiendo la bestia rugir.

Me preguntaba que hacias acá. Estas cuidando el lugar por orden de tu superior- su voz tambien se relajo, y aunque era fria y neutral, no se escuchaba amenazante.

Volví a mirar a Hasmed y una nueva sonrisa afloró en mis labios mientras entrecerraba los ojos y le miraba con curiosidad.

- Caray Hasmed, tú si que eres un chico poco convencional, aún no me invitas a una copa y ya me das consejos y me haces preguntas comprometidas... - Incliné la cabeza a un lado- Estamos en la mejor discoteca de Barna, no sé tú, pero yo solo he venido a divertirme un poco y escuchar buena música.

Hago una pausa sin dejar de mirarle.

- Pero parece que tú tienes planes mejores - Comento chasqueando la lengua- Suena interesante eso de que el nombre de uno lleva su espíritu impreso en cada letra, dime ¿Te parece que el mío tiene algún propósito interesante? - Bajo la mirada lentamente de su rostro a su pecho - ¿Dónde llevas guardadas las cartas del Tarot?

Hasmed observo a aquella mujer quien se veia de un caracter fuerte. Hasta ahora solo habia eludido sus preguntas con cada una de sus palabras llenas de ironia, ironia que por lo demas solo le mostraba lo humana que era.

Una ligera sonrisa, si es que asi se podia llamar a ese gesto, se dibujo en la boca de Hasmed cuando se giró a mirarla- no debes preocuparte, no estoy aqui para ocasionar algun disturbio, ¿o crees que a solo eso nos dedicamos? aun no, aun no es el momento, solo contempló la decadencia de los tuyos, quienes se entregan a esta diversión como tu le dices, que ya no les pertenece. Ya no perteneces aqui Alicia, cualquiera de ellos se horrorizaria si viera tu verdadero ser- sus palabras se enfriaron tornandose carentes de emociones- no estoy aqui para aconsejarte, solo quiero conocer a mi enemigo y que el me conosca.

Le miro arqueando una ceja y sin perder la sonrisa.

- ¿Me ves muy preocupada? - Pregunto de verdad divertida- Te conviene saber dos cosas. La primera, si ocasionas cualquier problema aquí, no seré yo la que te dé lo que mereces. Segunda, si no quieres que te juzguen, no juzgues tú primero ¿No te enseñaron eso en tu manada? Deberían - Doy un vistazo alrededor para volver luego a sus ojos- Tengo muy claro el lugar al que pertenezco, Hasmed, tan claro que me parece lógico que ellos se horroricen aún sin ver nuestro verdadero ser.

Hago una pequeña pausa para girar la cara en dirección a la barra un momento.

- Yo en cambio no quiero tratar con un enemigo, prefiero conocerte a ti - Le digo- A pesar de lo que puedas pensar, no me creo mejor ni peor que tú. Tenemos la oportunidad de estar aquí ahora y hablar sin tener que interponer entre nosotros las condiciones que nos imponen nuestras sectas. Yo al menos puedo hacerlo ¿ Puedes tú?

Cada una de mis palabras nacen de mis enseñanzas Alicia, a diferencia de ustedes, nosotros nos comprometemos con lo que somos liberandonos de nuestros antiguos sentimientos mortales, aceptando lo que somos, honrando a nuestro padre- dijo Hasmed a quien su voz por primera vez se encendio- no todos lo comprenden como yo- agregó calmando su tono de voz- puedo hablar contigo, no te haré daño, aunque en otras circunstancias no estariamos hablando traidora, dime, ¿que sabes de nosotros?

Niego con la cabeza, apartando la mirada de él con cierta tristeza.

- No me has comprendido, Hasmed - Le digo con voz tranquila, ya no hay ni rastro de mi anterior sonrisa- No quiero hablar de vosotros ni de nosotros. No quiero tener un momento de tregua con un enemigo, ni tratar de tácticas ni de sectas. Solo quiero hablar, hablar con otro vampiro sin tener que escuchar palabras como "traidora" "guerra" "muerte" o "destrucción" - Le miro - Me parece muy bien que honres a tu padre, pero como te he dicho, no me juzgues por no ser como tú. Yo aún no te he insultado ¿Verdad? Te estoy tratando con respeto ¿Puedes tú hacer lo mismo conmigo? ¿O esto se va a convertir en un aburridísimo tira y afloja de Camarilla contra Sabbat? Francamente, no he venido aquí a eso.

Esta bien- dijo tratando de entender que quería aquella mujer. Dentro de Hasmed no quedaban recuerdos de como relacionarse con otras personas. En vida fue un hábil ladron, amante del peligro y de las mujeres, de la adrenalina y los bajos fondos, capaz de convencer a los de mas que una mentira era la verdad absoluta. Ahora solo era un cuerpo lleno del espíritu del Sabbat, el cual le daba forma.
Atormentado por un recuerdo que se libero de la oscuridad de su alma, el vástago agrego- que desean saber de mi- fue lo mejor que le salió. Era evidente que las relaciones sociales no eran lo suyo, menos con alguien que fuera "humano".

Sonreí levemente al ver el reflejo del desconcierto en el rostro de aquel cainita. Resultaba curioso ver cómo una criatura que seguramente fuese una perfecta máquina de matar, se desorientaba ante algo tan mundano como la petición de una simple conversación sobre cualquier tema que no versara en las artes de la muerte y de la guerra.
Hasmed estaba muy lejos de parecerse a mí en ningún sentido, o quizá es que estábamos tan cerca que no éramos capaces de reconocernos.
En cualquier caso, me había dado la oportunidad de comprenderle mejor, y eso me resultó un enorme avance. Me pregunté qué pasaría si alguien me viera charlando con un Sabbat, yo sabía que el Cuervo era terreno neutral, aún así... Dados los antecedentes de mi clan en la ciudad, esperé no tener problemas.

- ¿Dónde naciste, Hasmed? - Pregunto, y para no resultar invasiva, respondí a mi propia pregunta antes de que él lo hiciera- Yo en Nueva York, pero pronto mis padres vinieron a vivir a España por cuestiones de trabajo, así que prácticamente, me crié aquí.

Esperé a escuchar sus palabras.

¿donde naciste Hasmed?- la pregunta se repitió en la mente del vástago, revoloteando como
las alas de una mariposa, mas y mas fuerte dentro del cráneo del Lasombra.
Hasmed no había nacido, siempre había existido, desde el principio de los tiempos la humanidad tenía la necesidad de esconderse de lo desconocido, de lo que causaba miedo, de las sombras.
Mi cuerpo mortal nació en los suburbios de Chicago- respondió fríamente- no era mas que un inútil e incompetente ser, quien desperdiciaba su patética vida rodeado de otros mas inútiles que él, encontrando la gloria en las alabanzas de esos idiotas- parecía que hablaba de un tercero, pero en realidad lo hacia de él o mas precisamente de su cuerpo, que no lo consideraba su esencia.

Alcé las cejas ante su respuesta y asentí interesada.

- Vaya, qué autocrítico- Comento, mi tono desenfadado contrasta con el suyo, frío como el hielo- No debías ser tan inútil cuando alguien decidió que debías ser eterno. Yo tengo la opinión de que todos y cada uno destacamos por alguna habilidad, hasta los que se creen o son vistos como completos deshechos sociales o inútiles sin provecho tienen algo que saben hacer mejor que nadie y gracias a lo cual pueden alcanzar la gloria. Hay quien habla bien, los hay que sabe pintar, hay quien sabe matar... Creo que lo mío es la oratoria, y tú ¿En qué destacas?

Esperé que la pregunta no le diera otro motivo para flagelarse a sí mismo, aunque veía difícil que Hasmed respondiera sin reflejar todo aquel odio y dolor que se desprendía de él como el agua de una fuente. Emanaba de su cuerpo con tanta intensidad que era como una coraza que le envolvía.

- Te propongo algo, la siguiente pregunta la harás tú ¿Qué me dices?

La humanidad de Alice, se desprendía de ella como una densa nuble que todo lo quería cubrir, llenando con ese candor y simpatía los muertos poros del Lasombra. Las palabras, posturas, gestos, tonos de voz, todo de aquella cainita, le parecían sin importancia, no obstante, siguió su juego para obtener así una visión real de sus enemigos.

Cada respuesta era meditada en fracción de segundos, entrelazando las palabras correctas y dándole así un significado que dejara conforme a la mujer. Era un trabajo cansador para Hasmed, el luchar con lo que era y lo que debía ser en ese momento. Poco a poco recordó como se hacia, como se hablaba con un ser enjaulado, ya que eso era Alice para Hasmed, una criatura enjaulada y atrapada en su propia mentira, a quien aun no le hablaban con la verdad. ¿pero seria Hasmed quien la iluminaría?
Mi compromiso con la secta no tiene limites- respondió a la pregunta. Luego de pensarlo ahora él preguntó en un tono neutro- porque aun te aferras a tu humanidad, si cuando duermes ves los ojos de aquellos de los que te alimentaste.

Mis ojos van más allá, sin fijarse en nada concreto, más bien como si observaran algún punto invisible para todos los demás.

- Por que se puede ser vampiro y no ser un monstruo - Respondo con certeza- Por suerte, tenemos opciones, tú has escogido la tuya, y yo la mía. No veo que ninguna sea mejor que la otra, solo diferentes.

Pausa. Volví a mirarle antes de preguntar.

- ¿Te gusta la música?

Por que sigues preguntando trivialidades- respondió Hasmed- pregunta algo concreto, algo que tenga valor- dirigió la mirada hacia donde Alicia observaba sin encontrar nada de interés- de igual forma te responderé.... nada que sea mortal me atrae. Emociones, placeres, sentimientos.....todo lo he enterrado. No necesito tener esas debilidades, no son necesarias, descubrí lo que era, descubrí a mi verdadero ser- se detuvo de pronto y pregunto- porque estabas tan sola esta noche Alicia, no encontraste a un mortal a quien cuidar.

- No, pero te encontré a ti, no me quejo, si no hubiera estado sola, no te hubiera conocido - Le digo con media sonrisa - No puedo imaginar esta vida sin emociones, placeres o sentimientos, Hasmed, ¿A qué te aferras para ponerte en pie cada noche? Algo debe motivarte, sea lo que sea, la entrega a tu secta o a tu manada, eso implica una responsabilidad, un sentimiento, una pasión. No puedes ser del todo estéril, ¿Qué te diferencia de un trozo de corcho o de una piedra a parte de tu capacidad de hablar y moverte? ¿De verdad no te importa nada ni nadie?

Ya te lo dije antes Alicia. Para mi el Sabbat es todo. Sus preceptos, sus tradiciones, sus creencias, todo eso alimenta mi esencia, fortaleciendome - dijo y nuevamente su voz tomo energía y pasión- el sabbat no son las manadas, o los hermanos, tampoco el fuego o la destrucción. El Sabbat es un ente sin forma, es el espíritu que nos guía, es nuestro credo - Alicia se había cruzado con el mas aserrimo defensor del Sabbat y de sus tradiciones, alguien que nació de las profundidades olvidadas de la secta, criado y educado para llevar su estandarte.
Y a ti Alicia que te apasiona, porque darías tu.... alma.

Le escuché con calma y asentí, así pues toda su pasión y fuerza era por y para el Sabbat, sin duda todo un cainita entregado a sus creencias y a los valores de su secta. Bien, eso ya era algo.

- Me apasiona aprender, pensar que aún hay mucho que me queda por ver y por saber, no me niego a comprender nada, si está en mi capacidad comprenderlo y entenderlo. Entrego mi alma al conocimiento y a defender aquello en lo que creo.

Le miro y creo que, ahora sí, podemos hablar sobre nuestras posturas respectivas sobre un tema como es la importancia o no de mantenernos ocultos ante los humanos.

- ¿Qué opinas de la Mascarada? - Pregunto abiertamente.

Por primera vez Hasmed, esbozo una sonrisa- esa deberías responderla tú, para mi no significa nada, pero me interesa saber porque tú te sometes a ella.

Tomo aire para volver a hablar de nuevo, algo sorprendida al ver la sonrisa en su rostro, por un momento, pareció una persona totalmente distinta, es increíble lo que la expresión de un sentimiento puede cambiar la apariencia de alguien.

- Yo no me someto a la Mascarada, Hasmed, simplemente se corresponde con lo que creo que es mejor - Respondo pausadamente mirando alrededor- Los humanos no están preparados para saber de nuestra existencia, además, de un modo o de otro, hay que protegerles, los necesitamos para perpetuarnos y para seguir existiendo.

Inclino un poco la cabeza a un lado.

- Además, temo lo que podrían llegar a hacernos si supieran que estamos aquí... Sinceramente pienso que los humanos podrían exterminar a la raza vampira de ser plenamente conscientes de que existimos. Nos masacrarían a todos por considerarnos monstruos o una amenaza, estoy segura.

Le miro.

- Sé que me dirás que no soy más que una cobarde o algo peor, pero es lo que creo, y ahora dime ¿Tú por qué crees que debemos mostrarnos? ¿Cómo imaginas que sería salir a la luz pública?

Hasmed escucho con atención las palabras de la joven, y recordó una de las historias que Francisco le contó. Poso su mano derecha en su frente, retirando con un movimiento hacia atrás, el cabello que había caído en su cara. El vástago era un ser hermoso, sus azules ojos destellaban como gotas del mas frío invierno, mientras que su piel era la del mármol mejor pulido.
Yo no oculto lo que soy cuando llega el momento. Me muevo firme en mis ideales. Estaría traicionando no solo a mis convicciones. Nosotros no pensamos que es necesario mostrarnos libremente, lo que no es necesario es ocultar lo que somos. Yo no tengo interés en dominar a los mortales. Son alimento. - dijo tan natural que parecía ser cierto.
Dices que los mortales no deben conocer de nuestra existencia, que nos perseguirían en nuestros refugios, quemandonos y destruyendonos en masa. Que crees que se debería hacer, que crees que debería hacer tu Camarilla si se descubriera que existen. Deberían subyugarlos, hacerse sus aliados para que detuvieran las cazas de bruja, o deberían entregar a los vampiros mas jóvenes para así apaciguar el animo de la humanidad, así cuando estos crean que todo ha pasado dejen de perseguir a los sobrevivientes- de alguna forma para Alicia, fue claro que la respuesta que daría seria importante para el Lasombra.

Escucho su respuesta y fijo la vista en mis manos. Dos hombres pasan frente a nosotros y nos echan una ojeada curiosa, sus expresiones cambian significativamente cuando sus ojos pasan de mi a Hasmed, al verle, se alejan apresurados como si hubieran descubierto algo que es mejor no haber mirado.

- Yo quisiera que pudiéramos convivir - Respondo con media sonrisa algo amarga, soy consciente de que lo que digo es muy improbable, ni en el mejor de los casos creo que ambas razas pudieran vivir en paz, pero es bonito soñar, y gratis - Pero el ser humano tiende a temer aquello que no puede comprender, y el temor y el miedo, pueden llevar al odio, o al instinto de querer deshacerse de aquello que consideran una amenaza, y claro, muchos vampiros no estarían dispuestos tampoco a respetar la vida humana, y matarían por placer o por necesidad...Por eso debería ser algo muy progresivo. Creo que ninguna de las dos razas está lista para dar ese paso. Creo que es temerario mostrarse como somos, y más que nada porque es un gran peligro para nosotros.

Hago una pausa y le miro.

- No sé qué edad tienes, pero en la Edad Media, los vampiros temían muchísimo a los humanos, eran menos en número, eso es cierto, pero también es cierto que debido a su generación más baja, también eran mucho más fuertes que nosotros, los más jóvenes. El hombre en el medievo y durante mucho tiempo después, fue la mayor amenaza del vampiro, supongo que no hace falta que te hable de los cazadores ¿Verdad? Temo a los humanos incluso más que a los Garou. Y mi temor no es infundado, realmente creo que el ser humano es muy capaz a día de hoy de exterminar a la raza vampira si llegara a proponérselo.
Si mañana de pronto sucediera algo y quedásemos al descubierto, la Camarilla debería decretar que los hijos de Caín se ocultasen lo mejor que pudieran, los humanos son una gran amenaza para ellos mismos, y para todo lo demás que pueble este planeta. No me cabe duda de ello.

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