[Día 5- Refugio de Alice] Temas pendientes (Alice y Sergio)

Salí de la cama sintiendo que no había descansado lo suficiente, todavía me daba vueltas en la cabeza la nueva situación de Sergio con su chiquilla... Fue tan inesperado y tan repentino que creo que no lo tomé nada bien.

Me pareció una completa insensatez por su parte abrazar a alguien así, el momento equivocado y los motivos equivocados, pero era su decisión y yo debería haberme mostrado más comprensiva y menos... Menos desquiciada.

Él tenía razón en algo; vino aquí buscando apoyo y ayuda y yo le di justo lo que no necesitaba, no sé bien por qué reaccioné de un modo tan brusco, bueno, sí lo sé, pero procuro no tener que pensar en ello, maldita sea. Suspiro y cojó el teléfono móvil de la mesilla, en algún momento tendré que llamarle para preguntar qué tal va todo con Mia.
Mi moto estaba aparcada en su plaza de garaje poco después de que se la llevase, pero no había vuelto a hablar con él desde que se marchó de mi refugio la noche anterior, y lo único que había recibido de su parte había sido un mensaje al móvil pidiéndome que me quedase con Mia mientras él salía a resolver unos asuntos.

Busqué su número en la agenda y marqué mientras con la mano libre me masajeaba las sienes y esperaba a que contestara, cuando lo hizo, hablé:

- ¿Podrías venir a mi casa? Tenemos que hablar.

- No espero vivir en la casa de la Pradera, Sergio. Somos vampiros ¿Acaso hay algo que no sea peligroso para nosotros? - Le digo y miro hacia otro lado - Además, precisamente porque es peligroso no voy a dejar que la chiquilla se encargue de eso. Tienes un don para cagarla, hermano, ella parece aún menos guerrera que yo. Yo al menos he aprendido a disimularlo pero ella...

Resoplo con fuerza y niego.

- En fin, es lo que hay, seré Primogénita y Azote. Eso era lo que quería decirte, te aconsejo prudencia con el tema del ataque en mi zona, es una provocación y lo más problable es que sea una trampa, no caigas en el error de convertir esto en un escarnio público, y por Caín Sergio, intenta usar más la cabeza y menos la fuerza, ahora tienes a alguien a tu cargo, ella te necesita, así que procura mantenerte vivo.

- Desde luego que solo es el principio, vamos a entrar en guerra - Digo estirándome en el sillón - Bien, pues por mi parte está todo dicho, solo quería que supieras que Mia no tiene que cargar con el puesto, al menos hasta que ella no quiera, cuando esté capacitada, si desea serlo, con mucho gusto le cederé mi lugar, a mi esto me viene un poquito grande.

Suspiro y me aparto el pelo de la frente con una mano.

- Sé que eres un hombre ocupado, así que no te entretengo más, gracias por venir tan rápido.

Me dispongo a ponerme de pie, cuando sus palabras, y sobretodo su tono, me hacen volver a arrellanarme en el sillón para mirarle a los ojos.

- Es tu marca personal, pero sí, creo que esta vez te has superado - Bromeo con media sonrisa quitándole importancia al asunto - No irás a decirme que te arrepientes ¿Verdad? Las chica me gusta, tiene aptitudes, y es más lista que tú, te conviene tener a alguien así al lado, que evite que te lies a cabezazos con todas las paredes.

"La fiesta... Es verdad, casi... Joder, casi lo había olvidado, soy un maldito desas..."

Sergio me toma el rostro con las manos y me da un beso en la mejilla, abro los ojos como platos. Me pongo de pie como un resorte justo cuando él se da la vuelta para irse.

- Posiblemente buscarte a otra a la que sacar de sus casillas... - Respondo intentando bromear como si tal cosa, no sé si me sale muy bien. Le acompaño hasta la puerta - Nos vemos en la fiesta, espero que no haya ningún problema allí, por cierto, ¿sabes si ha habido algún problema más después del altercado entre Sansblo y Rabius el día de la reunión? Joder, cómo aluciné con aquello... - Suelto una risita- Creo que Rabius se ganó mi corazoncito con esa demostración de lanzamiento de piruleta, ¡Qué puntería!

Levanto una mano y sonrío.

- Sí, nos vemos... Hasta luego.

Empujo la puerta y esta se cierra con un chasquido metálico a mi espalda. Ahora solo tengo que pensar qué coño voy a ponerme para esa fiesta, ¿Y de dónde carajos saco yo una máscara?

Frunzo el ceño al darme cuenta de algo.

¿Un sastre? ¿Sergio buscando un sastre? Buuufff.... Lo que nos llega a cambiar la paternidad.