[19:30][Zona Vip- Cuervo]Nice to meet you[Melas]

- Por favor, señor Melas - dijo, con cierto deje de cansancio, rascándose tras la oreja con las puntiagudas garras, embadurnandose un poco más de rojo. - No creo que sea ocasión, de aburrirle narrandole mi extenso currículum. A no ser que piense contratarme - bromeó - Lo muy cierto, es que puede tocarme los cojones y comprobarlo por usted mismo.

Dió una gran calada al purito. Entrecerró los ojos, y abrió los labios levemente para dejar escapar el humo.

- Pero usted verá. ¿Cuántos efectivos desea perder bajo mis garras y colmillos? ¿Y cuantos a manos de mi seguridad? ¿Le sale eso más rentable que beneficiarse de un Elíseo? Un lugar donde las Arpías campan a sus anchas junto a miembros de otras facciones? Es más, ¿no le sale eso mucho más rentable que enemistare con un Vástago lo suficientemente loco, peligroso e hijo de puta para que monte todo este tinglado?

Movió la mano del puro hacia Melas, señalándole y llamándole la atención.

- Ahora, para su conocimiento, voy a explicarle dos cosas. La primera, es porqué soy tan peligrosa. No tengo nada que perder. ¿Ganado? ¿Un local? - se echó a reír - Por favor, si cree que puede dañarme así realmente no me conoce.¿ Cree, señor mío, por un solo instante que tengo miedo a diñarla? Se equivoca - dijo, riéndose de nuevo - Quizás para alguien como usted, con su posición, su poder, su ganado, su miedo a perder lo que tiene.... Quizás para alguien como usted, pero no para mí.

Cruzó las piernas con elegancia, apoyó un codo en el brazo del sofá, elevando la mano que tenía el purito.

- Lo segundo. Si quisiera verle hecho cenizas tan solo tenía que haber esperado anoche en su limusina. Y haberle arrancado la cabeza nada más la asomó. Es más, si me enemistase con su persona, no habría muro que le resguardase, gente que le protegiese, ni Dios mismo bajado del cielo o lo que coño sea podría protegerle de mi furia. Además - dijo, de nuevo riéndose - siempre nos quedará el día.

La sonrisa se amplió. Mientras suspiraba, y comenzó a mover un pie, de forma rítmica.

- Pero no es esta mi intención, señor mío. Le estoy beneficiando con un trato de favor, simple, clara y llanamente porque deseo la seguridad de un correcto comportamiento en mi local por parte de su gente. Ni más ni menos. Usted me ahorra el engorroso trabajo de tener que imponer mi justicia. De tener que estar preocupándome por los miembros de su facción. Y esa tranquilidad es para mí más que suficiente para haberle hecho llamar. Aunque no imprescindible. Si lo desea puede levantarse y marcharse. En cuyo caso, se moleste usted o no, ya sabe ....

Se inclinó con el purito en la boca, y cogió la cabeza de la chica. La contempló con gesto indifernte durante un rato, antes de dejar que cayese de nuevo al suelo con un golpe sordo.

-,... como imparto justicia. Y se equivoca, el slogan de la casa es, "Si me jodes, te dejo el culo como la bandera de japón" - continuó con tono de broma - ¡Ah! Creo que quizás debería pulirlo un poco... ¿no es cierto?

Se quedó con la mirada clavaba en Melas, esos ojos de mirada depredadora.

- Usted decide. - añadió - No he venido aquí a hacerle la existencia complicada, entregarle a sus enemigos o lo que coño quiera creer. Yo soy Suiza.

Resopló con pesadez. Se puso en pie, con cara de aburrimiento y cansancio. Conel purito en la boca, se pasó varias veces las manos por la falda, e incluso, como se le había subido hasta ciertas zonas pudendas, se tiró hacia abajo en un alarde de decencia.

Le hizo una señal al hombre bonachón, que recogió deprisa tanto portátil como la bandeja de las bebidas, y procedió a largarse de inmediato, como alma que lleva el diablo.

Tras aquello, se giró, dándole la espalda al príncipe y apoyándose en la barandilla.

- Ya sabes donde está la salida. Por lo demás....

Se encogió de hombros. Después, se impulsó para saltar la barandilla, solo que el ruido de la caída nunca se llegó a oír.

Se levantó pasando su mano por su cabello para peinarlo y que adoptara una posición más cómoda y luego echó a andar con total calma por la zona, dirigió una última mirada a la señorita que le había atendido y antes de que esta hiciera gala de su agilidad la dijo.

- Un placer haberla conocido y ha sido una charla muy reconfortante, ardo en deseos de volver a vernos. -

Una vez dijo esto y la mujer saltó desapareciendo de su vista bajó a paso tranquilo reabrochando su chaqueta y posteriormente apoyandose con su bastón. Una vez hecho esto descendió y procedió a salir por la puerta del local para volver a la Casa Milá, había un libro que necesitaba leer detenidamente.