Negocios, negocios, odiaba los negociosos pero adoraba viajar, tomar un barco para viajas era lo mas cómodo para mi comida en bufete, sonreí con cierta malicia al recordar lo fácil que caían esos niños mimados, mas cuando les prometías un trío o algo mas interesante, al bajar del barco podía sentir la brisa salada en mi rostro, mientras jugaba con mi cabello, no tarde demasiado en mirar a Mark, mi fiel sirviente, mire mi celular la hora estaba bien, apenas se había ocultado el sol, todo parecía en orden, mejor que la primera vez que llegue a Barcelona.
Unos encargados llevaban mis maletas, al llegar a la calle pude ver el automóvil esperando la camioneta detrás para el otro paquete, sonreí curioso lo que puedes comprar sin que nadie te diga nada, mas que la jaula estaba cubierta, nadie notaria a tan peculiar cachorro en su interior.
-Mark- lo salude haciendo una ligera inclinación con una amplia sonrisa, Mark el hombre era alto e imponente, esos clásicos matones que siempre ves en las noticias, cabello corto con un tatuaje sobre saliendo ligeramente del cuello de su camisa, era en si un gorila, imponente e intimidante. Cualquiera lo pensaría dos veces antes de meterse con él, tal vez por eso mi Sire lo envío conmigo. Las cosas fueron guardadas en los coches, la camioneta iría al hotel con mis maletas y la pequeña cachorra, y yo con el nuevo príncipe, sabía que Melas era ambicioso pero a tal nivel, sonreí de pensar como se escuchaba "Príncipe Melas" -vamos- comente mientras caminaba hacia el lado del copiloto, le hice una seña a Mark de que no era necesario que me ayudara, él sonrió y subio sin mas ni menos, después de un tiempo aún trata de mantener formalismos conmigo, sabiendo que no es así.
El viaje fue tranquilo, algo que había que admitir era lo bien que conducía, respetando cada regla de tránsito, necesario o no, había extrañado la vieja Barcelona, aunque sentía una gran pereza al pensar que debería tratar el asunto de mi empleo con Melas, en su paranoia agrego un reporte mensual al contrato, claro que reporte para él y no para el príncipe. Saque de mi saco la carta mirándola de nuevo, ahí venía la dirección de la casa Milá, ¿Que clase de lugar sería ese? mas importante aun, ¿Que sistema tendría?, sonreí con malicia innata propia en mi -Al nuevo príncipe ¿le gustarían las apuestas?- pensé en voz alta mirando por la ventana.