[Día 2 - El galpon] Encuentro planeado (Alice y Liam)

Ya estaba aquí, el sitio no era como esperaba, no se trataba de un bar, sino de una discoteca electrónica con un montón de humanos moviéndose al ritmo de la música. Supuse que la persona o personas que me habían citado allí se encargarían de llamar mi atención en el momento adecuado, así pues, entré y caminé hasta la barra donde esperé hasta que la camarera, una tía de no más de 20 años, se acercase con su kilo de maquillaje y su pelo cardado y teñido de rubio a preguntarme qué quería beber.

Se notaba en sus pupilas y en su aliento que debía haberse fumado ya como 27 porros de Marihuana. Le pedí un Dick Van Dike, solo por reirme de ella, y la gilipollas asintió y fue a servírmelo, me pregunté qué clase de mierda me serviría en el vaso, teniendo en cuenta que acababa de pedirle el nombre de un actor...

Levanto la vista y veo al hombre que se ha acercado a mi mesa, no me cabe duda de que él debe ser quien me ha citado aquí. Tras sus caústicas palabras, asiento y le señalo la silla frente a mí.

- Encantada, Liam del Sabbat - Respondo con tono tranquilo sin dejar de mirarle - Supongo que mi nombre ya lo sabes, así que me ahorro el trámite. Siéntate y cuéntame sobre ese mensaje que tienes para el Sheriff.

Asiento y extiendo mi mano para estrechar la suya el tiempo justo antes de que ambos las retiremos, un saludo formal, como si no fueramos miembros de sectas enfrentadas a muerte, la verdad es que ese no es un tema que me ciegue tanto como para no ser capaz de mostrarme razonable con alguien que no me ha dado ninguna razón para ser violenta o desagradable. Tener ideas distintas a las mías todavía no me parece un motivo suficiente para querer matar a nadie.

- No tienes que disculparte, es difícil saber qué debe esperar cada uno de la situación - Le digo invitándole de nuevo a tomar asiento - Para tu descanso y tranquilidad, te diré que no voy a saltarte al cuello si es que no me das un mejor motivo que simplemente ser del Sabbat, puede que para otros baste, pero no para mí. Además, tengo curiosidad por eso que quieres contarme...

Arqueo una ceja ante su respuesta, sin poder evitar mostrarme un tanto sorprendida. Tomo aire en un gesto imperceptible y echo mi cuerpo hacia atrás para apoyarme del todo en el respaldo de la silla.
Sus palabras me suenan a broma, no obstante, antes de soltar el sarcasmo, sacar conclusiones precipitadas y empezar a hacerme ideas que pueden ser erróneas, decido seguir escuchando lo que Liam tenga que decir.
Le hago un gesto con la mano indicándole que puede continuar.

Volví a asentir sin apartar mis ojos de los suyos, no sabía si aquel encuentro sería fructífero, pero como mínimo podía decir que empezaba a parecerme divertido, mucho, muy divertido.

- Por favor Liam, no me dejes así, cuéntame sobre el precio que tienes pensado para esa venta, parece un negocio nada fácil y muy muy arriesgado...

De verdad intenté no parecer sarcástica, pero dado mi carácter, y el cariz que tomaba la situación, costaba demasiado.

Tras escuchar sus palabras, bajo un momento los ojos hasta mis manos puestas sobre la mesa, tomo aire lentamente y vuelvo a observarle con cierta condescendencia.

- Eres un prófugo de la Camarilla y ahora pretendes traicionar al Sabbat... - Le digo sin atisbo de dudas en mi voz - Dime cómo pretendes, después de joder a tu actual secta, tener tranquilidad en esta ciudad ¿Te has parado a pensar que tu modo de actuar no genera más que desconfianza, Liam?

Hago una pausa y me humedezco los labios con la punta de la lengua.

- Cuéntame qué te llevó a abandonar la Camarilla y qué es lo que te lleva ahora a querer vender al Sabbat.

"No he entregado mi lealtad a nada que no sea mi arte"

Respetí remedando sus palabras.

- Lo lamento, Liam, pero tú y yo sabemos muy bien que ese bonito pensamiento en este mundo nuestro, no vale un carajo. Aquí, en el mismo momento que presentas tu respeto a un Príncipe o a un Obispo, ya te estás posicionando de un lado o de otro, y ofreciendo tu lealtad, con las consecuencias que eso conlleva - Le digo- Yo lo tenía claro cuando llegué aquí y me presenté ante el líder de la Camarilla, y lo tuve claro cuando esté fue derrocado y no pude desvincularme por que las circunstancias me lo impidieron, y tuve que quedarme. Estoy en la Camarilla y soy lo que soy, y no vale decir, estoy pero no soy, no a menos que te consideres un traidor, porque eso es lo que ellos te considerarán si se enteran.

Hago una pausa.

- Aunque claro, ¿Quién soy yo para dar consejos a nadie? Todo esto es decisión tuya, y al parecer lo tienes muy claro. Cuéntame qué tienes pensado y qué quieres a cambio, y dime qué crees que puedo yo hacer al respecto.

- ¿Por qué crees que yo lucho por ideales que no comparto y personas que no respeto? Siempre hay elección, y yo decidí quedarme aquí, lo decidí yo, consciente de lo que eso iba a implicar, es lo que se hace cuando se toma una decisión, apencar con las consecuencias que traiga ese acto.

Le digo.

- No te confundas, a mi nadie me obligó a quedarme aquí, lo decidí yo misma basándome en mis obligaciones morales y en las consecuencias que traerían mis acciones, tanto para mí como para aquellos a los que sí respeto y estimo. De todas formas, no estamos aquí para hablar de mí, si no de ti, ¿No es eso?

Me quedo mirándole un instante.

- Eso depende de la información que efectivamente puedas proporcionar - Respondo- Aunque supongo que no soy la persona a quién se la vas a dar, yo solo soy la mensajera ¿No es eso? - Digo arqueando una ceja componiendo una sonrisa torcida- ¿Puedo preguntar por qué has contactado conmigo en lugar de hacerlo con el Sheriff Díaz?

Asiento y pienso lo mucho que esto le va a gustar a Sergio.

- ¿Quién te dio la información sobre mí? porque supongo que si estoy aquí es por que sabes quién soy... Y el cargo que ostento- Digo y después añado- ¿Cómo sabemos que podemos fiarnos de ti y que esto no es un trampa?

- ¿Crees que estás para poner condiciones? - Pregunto con sorna- Ha quedado claro que no confío en ti ¿Tan estúpida piensas que soy para dejar que acerques tus colmillos a mí como si tal cosa?

Suspiro con algo de decepción.

- Tal vez hubiera sido mejor que hablases con el Sheriff, no es tan guapo, pero te habrías ahorrado mucho tiempo, estoy segura.